Claudia Rivera cometió el gran error de juntar a un grupo de resentidos sociales para “ayudarla” a gobernar la ciudad de Puebla.
La repudiada alcaldesa que está a 15 días exactos de dejar el Palacio del Ayuntamiento de Puebla no sólo fue víctima de su soberbia y su falta de capacidad para presidir la quinta alcaldía más importante del país, sino que su odio y rencor acumulado por años quedó impregnado en su caótico trienio.
Su círculo compacto de colaboradores compartía los mismos resentimientos que Rivera Vivanco, quien desde su infancia sufrió una serie de hechos que la llevaron a convertirse en una persona antisocial y desconfiada.
A su llegada al Charlie Hall, Claudia se erigió como una outsider que le daría voz, por primera vez, a las minorías que fueron relegadas en la Angelópolis durante años.
Todo fue una vil simulación.
La alcaldesa agarró esta bandera solo para justificar el odio enraizado durante años con el que presidió al Ayuntamiento de la capital.
Sus políticas de bienestar, feminismo y empoderamiento de los grupos vulnerables fue un rotundo fracaso como el resto de su gobierno.
Y es que, los resentimientos y rencores enraizados en Claudia la llevaron a cometer los peores y solapar una serie de atrocidades cometidas al interior del gobierno municipal.
Si la cabeza estaba mal, el resto del cuerpo estaría peor.
Su alter ego, ese síntoma del trastorno de identidad disociativo, que solo puede justificar la conducta de Claudia durante el último año, sin lugar a dudas es el pervertido Andrés García Viveros.
El misógino “hermanito” de Rivera Vivanco ha esparcido durante las últimas semanas todo su odio en contra del gobernador Miguel Barbosa, a quien consideran el principal responsable de la humillante derrota de la repudiada edil en las elecciones del 6 de junio.
El imputado por el delito de acoso sexual en contra de Karina N., ex asistente particular de la alcaldesa, no reconoce que él fue uno de los principales responsables de que su jefa no pudiese reelegirse y por eso busca en Casa Aguayo justificaciones para el papelón que su “amiga” hizo en los últimos comicios.
Perder el poder y la bolsa de casi 20 mil millones de pesos de la que dispondrá el Ayuntamiento de Puebla en los próximos tres años, sumieron al depravado Andrés en una dura depresión que ni los litros de los destilados baratos que ingiere a diario puede ahogar.
La nueva manía del mejor amigo de la edil es tuitear montado en el potro del alcohol una serie de vulgaridades e insultos mezquinos en contra del Miguel Barbosa y su investidura como gobernador del estado.
Tal vez Andrés no lo sepa, pero el alcohol siempre es mal consejero.
A García Viveros ya se le olvidó que pasó de ser un burócrata de medio pelo (o “chicharrín”, como se les conoce a estos personajes) en el sexenio morenovallista a ser la mano que meció la cuna en el Ayuntamiento de la deprimente Claudia Rivera.
Andy “El Acosador” es otro resentido social y traumado por su tez, su físico y su extracto social, que se logró colar hasta los primeros niveles del gobierno municipal.
El excoordinador ejecutivo de la Presidencia, que fue removido del puesto por un juez como medida por el acoso a Karina N, aunque desde su escondite sigue controlando esta dependencia, pensó que con poder y dinero podía superar todos sus rencores en contra de todas las mujeres que lo rechazaron por su apariencia y en contra de todos sus jefes directos que lo humillaron por no tener ni siquiera la preparatoria terminada y ser una analfabeta funcional.
Hoy, el principal resentimiento de García Viveros es la pérdida del poder, y todo lo que ello representa.
Tres años en la cúspide fueron muy poco para este voraz pillo de poca monta.
Desde su cloaca, el pervertido Andrés ha exhibido la miseria humana que siempre lo ha acompañado en su triste vida al intentar desacreditar el trabajo del gobernador Barbosa con críticas vacías y vulgares hacia su físico y su salud.
Muchos en el pasado reciente intentaron golpear a Barbosa Huerta con la enfermedad que padece y con la amputación que sufrió en el 2012, pero fracasaron de manera rotunda ante sus vilezas y mezquindades.
Mientras García Viveros terminará en una celda del Penal de San Miguel, Miguel Barbosa llegará pleno al 2024 como uno de los pocos políticos en Puebla que pasó por la Cámara de Diputados en dos ocasiones, por la dirigencia nacional de un partido político, por la presidencia del Senado y por el gobierno del estado.
¿Además de ser un acosar, por qué otro ‘logro’ será recordado el amigo de Claudia?
¿En serio estos ruines juran que van a llegar a la delegación de la Secretaría del Bienestar en Puebla?
El depravado Andrés solo exhibe que es un marginal y un vulgar liliputiense si piensa que publicando una foto filtrada por el impresentable Héctor Alonso en el 2019 puede dañar la imagen del mandatario poblano.
García Viveros no es más que otro miserable a quien la justicia le pisa los talones.
La miseria humana de un claudista caído en desgracia.
Vaya final para el “amiguito” de Rivera Vivanco.