Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
La política es la correcta lectura de los tiempos y las oportunidades.
El gobernador Miguel Barbosa ha demostrado que el timming político es una de sus principales virtudes.
Como presidente del Senado, Barbosa Huerta supo leer en qué momentos ser aliado de Enrique Peña Nieto y luego romper con él para sumarse al proyecto de Andrés Manuel López Obrador y embarcarse en Morena junto con una docena de legisladores.
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Lo mismo sucedió con el siniestro Rafael Moreno Valle, el mandatario poblano caminó junto al difunto para después romper con él de manera estruendosa para proyectarse desde Morena al gobierno del estado.
Barbosa supo identificar las oportunidades y aprovechó los tiempos a la perfección.
Sin ser su batalla, la de la Udlap, el gobernador Barbosa otra vez demostró que lo suyo es el timming político.
En un brillante análisis de la decadencia de las cámaras empresariales y del Consorcio Universitario (ese bodrio inventado por los pillos Alfonso Esparza y Luis Ernesto Derbez como un brazo armado para presionar a los gobernadores en turno), el periodista Arturo Rueda dejó claro el fracaso de la endeble defensa de la Udlap tras estallar el escándalo del desfalco a la fundación Jenkins: la Universidad de las Américas Puebla es una institución despolitizada.
“Aunque los Jenkins y Luis Ernesto Derbez tratan de inflar el escándalo del patronato de la Universidad, les falta levadura porque no levanta ni en las calles ni en las redes sociales. Su marcha del sábado apenas congregó a 150 estudiantes, docentes y trabajadores administrativos. Un fracaso total, pero natural por tratarse de una universidad despolitizada”, comenta de manera muy atinada el director de Diario CAMBIO en su última entrega de los Tiempos de Nigromante.
Aunque la familia Jenkins siempre ha estado cercana a la política en Puebla, el mayor coto de poder con el que cuentan los herederos de William O. Jenkins, la Universidad de las Américas Puebla, se despolitizó (Rueda dixit), aunque sus rectores no lo hicieron, como el caso del pillo Derbez, hoy exrector de la Udlap, quien siempre ha estado metido en grillas bananeras aprovechando los reflectores que le dan en automático el ser director de la mejor universidad privada del país.
Lo mismo sucedió con Enrique “La Fichita” Cárdenas, quien tras salir exhibido como otro pillastre que se enriqueció de una manera descarada a su paso por la rectoría de la Universidad de las Américas, aprovechó su poca fama y reputación para saltar a la política en el 2019 con más pena que gloria.
Y es justo aquí en donde los integrantes de la familia Jenkins, acusados por el multimillonario desfalco a la Fundación MSJ, han fallado: si bien le quitaron el carácter político a la Udlap, ellos y sus rectores siempre estuvieron inmiscuidos en la política con muy malos resultados.
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La primera vez ocurrió en 1995 cuando Alejandro Gertz Manero, hoy fiscal General de la República y principal impulsor de la Operación Jaguar con la que se busca arrebatarle el control de la Udlap a los Jenkins tras los delitos cometidos y dignificar a la universidad desde la rectoría hoy ocupada por Armando Ríos Piter, inicio una larga batalla electoral para ganar al final los derechos sobre la marca UDLA —hoy conocida como UDLAP—, junto con el logo y hasta el lema universitario, original de 1940: Sapientia, pax, fraternitas.
Durante muchos sexenios hasta el morenovallismo, los Jenkins encontraron complicidad con los gobernadores en turno, pero los tiempos políticos hoy en Puebla son muy diferentes.
La despolitización de la Udlap no se extendió a sus patrones y a sus rectores.
El gobierno barbosista solo ha aplicado la Ley al aplicar sin distingo las leyes que rigen a la Junta para el Cuidado de las Instituciones de Asistencia Privada del Estado de Puebla y la FGR, a cargo de Gertz Manero, han hecho su trabajo al reactivar las órdenes de aprehensión liberadas el 16 de marzo por un juez de control federal en la Ciudad de México en contra de varios integrantes de la familia Jenkins por supuesto lavado de dinero.
La otra orden de aprehensión fue girada el 4 de junio por un juez de control de Puebla, por una donación irregular de más de 14 mil millones de realizada en 2014.
Pronto será el turno de Derbez Bautista, quien ya fue denunciado por lavado de dinero y delincuencia organizada luego de demostrarse que como rector de la Udlap aprobó transferencias ilegales de fuertes cantidades de dinero desde cuentas de la universidad, cuyos pagos eran autorizados de manera directa por la vicerrectora Mónica Ruiz.
Sin duda, la Operación Jaguar para regresarle la honorabilidad a la Universidad de las Américas Puebla fue puesta en marcha con precisión de relojero suizo y aprovechando el reacomodo político natural tras un proceso electoral intermedio como el del 6 de junio.
En política no existen las casualidades.
Que la intervención de la Udlap, que no será jamás un golpe de estado, se haya dado justo después de los comicios de este año no es una muestra más de que la correcta lectura de los tiempos políticos es indispensable en cualquier relación de poder.
La llegada de Ríos Piter es parte del reacomodo de Puebla tras una era oscura en la que todos se aprovecharon de la entidad, de una u otra forma, con la complacencia de los últimos gobernadores emanados del PRI y del PAN.
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No faltarán los malversadores periodistas quienes digan que se tratan de fobias personales del gobernador Barbosa.
Nada más alejado de la realidad.
Tiempo, momento y oportunidad, señores.