En Puebla, la política partidista está al revés.
El partido en el poder, Morena, luce más como oposición del gobierno de Miguel Barbosa; y el partido de oposición, PAN, también conspiró en contra su gran líder moral, Eduardo Rivera.
Ni amarran ni desamarran.
No solo eso, tanto el Movimiento Regeneración Nacional como el Partido Acción Nacional, a nivel local, se convirtieron en verdaderos cascarones ante la ausencia de liderazgos serios que condujeran y encabezar una verdadera vida partidista con las características actuales de cada instituto.
En el último año fuimos testigos de la falta de rumbo y estrategia de Morena y del PAN, pues estos partidos, además de minar desde el interior a sus dos principales liderazgos, Barbosa Huerta y Rivera Pérez, respectivamente, se convirtieron en franquicias al servicio de los dirigentes en turno.
En plena disputa por la presidencia del Comité Ejecutivo Estatal de Morena, que está próxima a renovarse, no sobra recordar el pésimo paso de Edgar Garmendia y de Carlos Evangelista Aniceto, quienes se aliaron para llevarle las contras al barbosismo, en colusión con Ignacio Mier, Alejandro Armenta y Claudia Rivera, y repartirse a su gusto las principales candidaturas en disputa en los comicios intermedios del año pasado.
A pesar de esto y contra las conspiraciones de su propio partido, el gobernador Barbosa sacó adelante “su elección”, pues pudo mantener y hasta aumentar el número de sus diputados locales afines y ganó en los municipios que quiso.
Hoy, Morena vive sumergido en una eterna espiral por el canibalismo del que es rehén. La lección del 2021, parece, que no fue entendida por los grupúsculos que aún buscan nuevas y ridículas afrentas en contra del residente de Casa Aguayo.
La tregua en el partido lopezobradorista luce lejana e imposible al corto plazo.
Un escenario similar sucedió en el panismo local en el 2021.
Contra viento y marea, Lalo Rivera logró arrasar su elección por el Ayuntamiento de Puebla y se erigió como el líder de un grupo de alcaldes de la zona metropolitana en donde Acción Nacional está fincado el epicentro de sus aspiraciones por regresar al poder en el 2024.
Tras el cuestionable y opaco paso de Genoveva Huerta por la presidencia del Comité Directivo Estatal azul en el que el gandallismo, los negocios en los oscurito y la división marcó esta dirigencia, todo indica que el grupo disidente al riverismo al fin ondeó la bandera blanca.
El brutal golpe de perder la reelección en la dirigencia estatal del PAN parecería que hizo recapacitar a Huerta Villegas, quien hasta los últimos días del año pasado aún se mostraba como un dique del edil capitalino a tal grado de bloquear con sus diputados afines en el Congreso del estado la aprobación del DAP.
Hoy, la diputada federal bajó la guardia y se sumó de lleno, o eso parece, al proyecto de Rivera Pérez.
Y es que, la reunión de ayer en el Charlie Hall entre el alcalde poblano y los diputados federales panistas Humberto Aguilar “El Tigre”, Carolina Beauregard, Mario Riestra y la propia Genoveva Huerta, es muestra innegable de que la operación cicatriz en Acción Nacional está en marcha.
A diferencia de Morena, en el PAN ya comprendieron que con divisiones e intrigas palaciegas no se ganan las elecciones y mucho menos se puede plantear un regreso al gobierno del estado en la sucesión del 2024.
Más vale el 10 por ciento de 100, que el 100 por ciento de cero.
Esta es la máxima que en Acción Nacional ya comprendieron.
El liderazgo en torno a Lalo Rivera al fin fue aceptado por el genovismo.
El bien común por encima de los intereses personales.
¿Para cuándo en Morena?
Off the record
Tómelo con reservas, pero todo indica que la repudiada Claudia Rivera, quien fue calificada por los poblanos durante todo su trienio como la peor alcaldesa de México, buscara de manera obsesiva la dirigencia estatal de Morena para mantenerse viva y ocuparla como moneda de cambio en la próxima elección.
Desde la Ciudad de México a través de su madrina Bertha Luján, quien es su único puente con la cúpula nacional morenista y con Palacio Nacional, Rivera Vivanco ya está cabildeando su improbable imposición como el relevo del inservible Aristóteles Belmont.
No resulta causalidad que la impresentable edil esté buscando congraciarse y hacer méritos en Aguascalientes para empujar su designación como presidenta del CEE del Movimiento Regeneración Nacional en Puebla.
Una verdadera afrenta para la militancia lopezobradorista y para el barbosismo.
Rivera Vivanco parece que no entiende que no entiende.
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