La simulación en la BUAP fue la otra pandemia que infectó a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) durante la era de Alfonso Esparza.
En sus dos periodos como rector de la máxima casa de estudios de Puebla, Esparza Ortiz se convirtió en un experto de la ficción, las mentiras y el montaje.
En la BUAP se simuló un buen manejo de las cuentas públicas, pero se creó un esquema financiero y fiscal para quebrantar las arcas de la institución con obras fantasmas, evasión fiscal y facturas falsas; se simuló el acceso a la información y la transparencia, pero desde la rectoría se encabezó una gestión oscura y discrecional; se simuló la excelencia académica y deportiva, pero se orquestaron casos como la Estafa de las Tabletas o el de los Lobos.
La peor simulación fue, sin lugar a dudas, el combate contra el acoso sexual de alumnos, profesores y directivos en contra de las mujeres que integran la comunidad universitaria de la BUAP.
Los casos de hostigamiento y violencia de género no solo se incrementaron de manera considerable durante el esparzismo, sino que se solaparon y ocultaron desde la dirección general de la Benemérita, la cual dio la indicación de evitar que estos temas trascendieron a los medios de comunicación y que las víctimas fueran invisibilizadas y desprotegidas a pesar de lo sórdido y cruento de sus casos.
Solo basta repasar las diversas denuncias anónimas que empezaron a surgir en redes sociales y en las propias facultades con los famosos tendederos, en lo que se exhibían a los acosadores de las alumnas, que iban desde profesores, directores y alumnos.
Alfonso Esparza y el resto de sus colaboradores optaron por esconderlo todo debajo de la alfombra.
Aunque los casos se contaban por miles, durante su gestión apenas se abrieron 150 carpetas de investigación por casos de hostigamiento y acoso sexual en sus aulas contra, estudiantes, docentes y personal de la universidad.
Hoy los tiempos en la BUAP son otros.
Desde su campaña rumbo a la rectoría de la Universidad Autónoma de Puebla, la Doctora Lilia Cedillo dejó clara su política de cero tolerancia al acoso durante su rectorato.
No podía ser de otra forma.
Ser la primera mujer en convertirse en la rectora de la Benemérita poblana ameritaba acabar con la simulación y luchar por el empoderamiento femenino.
Sin excederse en los reflectores ni buscar el protagonismo simplón, Cedillo Ramírez ha ido trabajando de manera certera y atinada para erradicar el hostigamiento y la violencia contra las mujeres de la BUAP.
Qué diferencia de feminismo a aquel que solo busca la selfie o el ocasional, que se aprovecha del movimiento para fines políticos.
El pasado 14 de enero se lanzó la convocatoria para la integración de las 10 unidades de género para el mismo número de unidades académicas.
Las unidades de género son parte de las promesas hecha por la rectora de la BUAP que ya son una realidad. Estos centros tienen el objetivo de quitar el proceso burocrático del pasado para denunciar cualquier caso de acoso, hostigamiento, violencia o misoginia en contra de cualquier alumna o administrativa de la universidad.
De acuerdo con las bases, estas Unidades de Género estarán conformadas por estudiantes, docentes y personal administrativo o de confianza en activo de la Universidad, quienes deberán tener conocimientos básicos sobre perspectiva de género, no discriminación y derechos humanos; habilidades de sensibilización y formación en igualdad de género.
Además de investigar el caso desde la unidad académica, la víctima de acoso recibe de manera inmediata atención psicológica en caso de que se encuentre emocionalmente alterada o en crisis.
No solo eso, la mujer que pase por esto, a diferencia del pasado, tendrá el completo apoyo de la universidad, pues la información del caso se clasificará como confidencial y solo tendrán acceso las partes involucradas.
Nadie puede negar la deuda histórica que la BUAP tenía con sus mujeres.
Hoy, esos rezagos poco a pocos se van acabando.
El rectorato de Lilia Cedillo tiene bien definida su ruta.
El alto al acoso en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla es una realidad.
Son tiempos mejores en la máxima casa de estudios poblana.