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El primer año de la Rectora Lilia Cedillo al frente de la BUAP

columna historias de un joven reportero Gerardo Ruiz 1

El eslogan con el que Lilia Cedillo se prepara para rendir su primer informe de labores como rectora de la BUAP no es un simple lema o una propaganda más.

“Una nueva cultura universitaria”, es una frase que va más allá de cuatro palabras en ritmo, pues es una apuesta para reinventar y regresar la honradez a la institución que fue dañada y saqueada sin misericordia por los tres últimos rectores que estuvieron al frente de ella.

No solo eso, la Universidad Autónoma de Puebla fue utilizada como un coto de poder y un mecanismo de presión por los directores en turno, quienes a través de ella saciaron sus aires de grandeza y la utilizaron como un trampolín político.

No, la rectora de la máxima casa de estudios poblana está cumpliendo con su palabra empeñada frente a la comunidad universitaria de la Benemérita.

Una nueva cultura alejada de la politiquería barata y más cercana a los universitarios.

Y es que, el primer año de Cedillo Ramírez sí ha marcado una forma de dirigir a la BUAP.

Ella sí es la rectora menos política en la historia de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

Lilia Cedillo no hace más que ver por sus alumnos, maestros y personal administrativo.

Así como la nueva clase política que encabeza el gobernador Miguel Barbosa, la rectora Cedillo ha entendido a la perfección el cambio de régimen alejada de lo suntuoso, la fanfarronería y lo banal.

A la doctora no se le ve en los mejores restaurantes comiendo con empresarios, constructores, periodistas o políticos, tampoco hace reuniones semanales con el pomposo “Consorcio Universitario” ni mucho menos hace viajes de recreación al extranjero lo fines de semana como era una costumbre en las gestiones de Enrique Doger, Enrique Agüera o Alfonso Esparza.

Lilia Cedillo sigue dando clases a diferentes licenciaturas, participa en las actividades deportivas de la universidad y hasta entrena en las instalaciones de Ciudad Universitaria, maneja su propio coche y rara vez utiliza un equipo de avanzada o un cuerpo de seguridad.

La rectora de la BUAP no pierde la esencia.

Estamos tan acostumbrados de ver a personajes de mediana importancia marearse en su diminuto ladrillo como una diputación local o una alcaldía, que encontrarse a un perfil como el de Cedillo Ramírez es, sin duda, algo diferente y destacable.

La nueva cultura universitaria de la BUAP está presente en todos los pasillos de la institución.

Lejos quedaron ya los tiempos en los que la Benemérita de Puebla era manejada como un negocio de particulares en los que cada peso gastado tenía una intención clara para enriquecer aún más a los rectores en turno.

Lo vivido en los últimos ocho años durante el rectorato de Alfonso Esparza rayó en la infamia y lo ridículo, pues la máxima casa de estudios de la entidad se convirtió, al decir de diferentes fuentes cercanos al prófugo contador, en la “lavandería” de dinero más grande de Puebla.

La década más oscura en la era de la universidad.

No por nada, Francisco Romero, el preso exauditor del estado, tenía la mira puesta en la universidad pública, ya que él al también estar inmiscuido en el negocio de la venta de facturas para blanquear divisas sabía la perfección en lo que se había convertido la BUAP.

La nueva cultura universitaria también es regresarle la grandeza a una de las instituciones más nobles del estado.

La rectora Lilia Cedilla está determinada a cumplir con esto.

Una nueva cultura universitaria enfocada, por fin, en la BUAP.

No más negocios, no más lavado de dinero, no más desvío de recursos públicos, no más coquteos políticos.

A un año de rendir protesta como la primera mujer en llegar a la rectoría de la BUAP, Lilia Cedillo ha logrado instaurar una nueva cultura universitaria.

Hoy, la Benemérita de Puebla es como debe de ser: ciento por ciento enfocada en la academia.

La rectora Cedillo está construyendo una nueva historia en la BUAP.

Off the record

Bastante morboso será ver quiénes serán los exrectores de la BUAP presentes en el primer informe de la doctora Lilia Cedillo.

Es específico si el pillo Alfonso Esparza, quien desde que dejó la rectoría de la Benemérita de Puebla se fugó a Madrid, España, estará entre los invitados al encuentro en el auditorio del Complejo Cultural Universitario.

También despierta cierto morbo observar si Beatriz Gutiérrez Muller, esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador, se presentará al informe en su calidad de investigadora de la BUAP.

El informe de Cedillo Ramírez también dejará algunas lecturas de lo que está pronto en juego en Puebla.

Eso es innegable.

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