Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
Uno de los principales factores que provocaron el irrepetible arrastre de Andrés Manuel López Obrador en el 2018 fue la unidad que logró generar su figura en todos las corrientes que integran el Movimiento Regeneración Nacional.
Desde su conformación como partido político en el 2014, en Morena no existió una figura que le compitiera a López Obrador como líder de su partido.
Como era natural y lógico, la figura de AMLO dejó atrás e incluso tuvo que arrastrar a su partido que jamás logró crecer a la misma altura que su fundador y líder moral.
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Desde su salida del PRD a inicios del 2013, nadie dudaba que Andrés Manuel buscaría ser candidato a presidente de la República por tercera elección consecutiva. Poco a poco, el tabasqueño creó un movimiento histórico al que se fueron sumando políticos de todas las ideologías, pues su proyecto siempre fue único y unánime.
Nadie en su sano juicio, se atrevió a pelearle a López Obrador la postulación como abanderado de Morena durante los últimos comicios presidenciales.
La vida democrática de Morena jamás ha existido.
De disciplina partidaria ni hablar.
La ideología es también letra muerta en el Movimiento Regeneración Nacional.
De manera inédita, Morena ya aceleró el proceso sucesorio del lopezobradorismo apenas cumplidos los tres primeros años del gobierno de AMLO.
La celeridad y la urgencia de comenzar con la sucesión de Andrés Manuel como titular del Ejecutivo federal es el ejemplo claro del canibalismo y la perredización de Morena.
Morena se convirtió en una versión peor de los que en algún momento fue el PRD.
Las tribus, corrientes y grupúsculos poco a poco se han devorado al partido creado por López Obrador para encumbrarlo en la Silla del Águila.
La elección intermedia de este año demostró, al menos en Puebla, que las divisiones y falta de unidad en Morena dañaron demasiado al partido que apenas tres años atrás pintó de marrón a toda la entidad al ganar el gobierno, la mayoría en el Congreso local y la alcaldía de la capital y los principales ayuntamientos de la zona metropolitana.
La figura de López Obrador fue suficiente para aglutinar en la aldea a los barbosistas, a los armentistas, a los radicales de Morena, como Eloísa Vivanco, René Sánchez Galindo o Claudia Rivera, y hasta los morenovallistas infiltrados en el partido como Fernando Manzanilla, José Juan Espinosa y Héctor Alonso Granados.
En los comicios del 6 de junio la historia fue otra.
Metidos en el inicio innecesario de la sucesión lopezobradorista, en Morena se dieron ya los primeros visos de que la división y falta de unanimidad será inevitable durante el destape del o la elegida para recibir la estafeta de AMLO.
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La disputa por la candidatura presidencial entre Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum será, sin lugar a dudas, un proceso bastante ríspido que dividirá al Movimiento Regeneración Nacional rumbo al 2024.
Algo por lo que el grupo de López Obrador jamás había pasado al ser una dictadura desde su origen.
En cada estado, de manera inevitable, habrá grupos que se la jugarán con una y otro aspirante.
Puebla no será la excepción.
Este fin de semana, el canciller Ebrard convocó en una hacienda en la zona de Santa Fe, en la Ciudad de México, a lo que será su grupo de trabajo para construir su candidatura.
En la reunión en la CDMX en la que Ebrard Casaubón aseguró que AMLO ya les dio luz verde tanto a él como a Sheinbaum Pardo para comenzar con su proselitismo destacó una delegación de poblanos integrada por Juan Carlos Natele, Jimmy Natale, Tony Natale y Fátima Cruz, todos ellos del Verde Ecologista, quienes serán los encargados de conformar la estructura ebrardista en la entidad.
En este encuentro también destacó la presencia de los poblanos que colaboran en la cancillería como Alfonso Zegbe Camarena, quien es Director Ejecutivo de Diplomacia Pública y Prospectiva, en la SRE; y de Laura Carrillo Cubillas, hermana del diputado federal electo por Atlixco y subdirector de Infraestructura estatal, Miguel Carillo, y quien ocupa la Dirección Ejecutiva de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
Este será el grupo que representará a Marcelo Ebrard en Puebla.
Se sabe que Alejandro Armenta, quien está obsesionado con la candidatura al gobierno del estado en 2024, está de metido de cuerpo completo con Ricardo Monreal, quien parece rezagado en la carrera presidencial.
Para nadie es un secreto que la repudiada Claudia Rivera y sus liliputienses se la jugarán con Claudia Sheinbaum para que sea la abanderada de Morena en los comicios sucesorios dentro de tres años.
Ahora falta ver con quien se la jugará el gobernador Miguel Barbosa y su grupo, los únicos que ganaron en la elección de junio, en la sucesión de López Obrador.
Las elecciones recién concluidas también demostraron que el barbosismo es indispensable, hoy por hoy, para ganar las elecciones en la aldea.
Y es que, el abanderado de Morena en Puebla estará amarrado, de manera lógica, al candidato presidencial, pero también necesitará de la maquinaria electoral de Barbosa Huerta.
Ver: CanSino y SinoVac, las vacunas para los treintones en Puebla
Las fichas se comienzan a mover.
Cada quien ya está eligiendo a su gallo.
¿Ebrard o Sheinbaum?
Unidad o perder la presidencia en el 2024.
No hay más.