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Los tiempos de Lalo Rivera

2historias reportero

También hay especulaciones que carecen de toda lógica.

Desde la elección del 2018, pasando por la extraordinaria del 2019 y concluyendo en la intermedia del 2021, el PAN, como marca, en Puebla arrancó muy por debajo de Morena, pero en los cruces con candidatos, esa ventaja se veía seriamente disminuida.

Sucedió en la contienda entre Miguel Barbosa y Martha Erika Alonso, la cual inició en empate técnico y se inclinó a favor de la panista por un descarado fraude orquestado por el finado Rafael Moreno Valle.

En el 2019, Acción Nacional tocó fondo y en medio de una severa crisis tras la muerte de los Moreno Valle logró ganar la capital, la zona metropolitana y otros municipios de mediana densidad en los comicios extraordinarios que convirtieron en gobernador a Barbosa Huerta.

Para el 2021 la historia fue la misma, el panismo aparecía a dos dígitos de distancia del Movimiento Regeneración Nacional en la capital y en otros municipios importantes como las Cholulas, Cuautlancingo y Coronango, sin embargo, al hacer las variantes con candidatos, el partido azul resurgió para pintar de azul la Angelópolis y sus municipios aledaños.

Se equivocan quienes creen que la elección del 2024 en el estado, la cual está supeditada a la presidencial, será un día de campo para Morena y que el ganador de la interna será en automático el siguiente gobernador, pues las tendencias electorales dicen lo contrario.

Morena, por primera vez en su corta historia de menos de una década, será puesto por primera vez en el banquillo de los acusados y sus gobiernos, federal y estatales, recibirán el implacable “voto de castigo” que el mexicano siempre suele realizar sin importar los colores o que esta vez esté en el poder ese fenómeno político llamado Andrés Manuel López Obrador.

Las macro marchas en defensa del INE, la economía que no mejora y el hastío social que han generado las políticas públicas del gobierno federal y la figura del presidente de México, han provocado que en estados como en Puebla y la Ciudad de México, exista ya un marcado rechazo a Morena, el cual está reflejado en los resultados de las últimas elecciones.

Nadie puede negar los hechos por más que el Movimiento lopezobradorista sea el partido preferido de los electores, que es un fenómeno muy usual cuando tal o cual instituto político está en el poder.

Ahí está la elección del 2020 en Estados Unidos cuando el Partido Republicano y su candidato Donald Trump, que buscaba su reelección, partían muy por encima de los Demócratas y de Joe Biden.

La crisis económica, el voto secreto y el de castigo, factores muy similares que hoy se repiten en México, jugaron en contra del entonces presidente de los EEUU.

Son totalmente falsas las versiones que indican que Eduardo Rivera está buscando otras alternativas, como su reelección o un escaño en el Senado, que no sean la candidatura al gobierno del estado en el 2024.

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Si bien el PAN y sus aliados iniciarán otra vez por debajo de Morena y compañía, Rivera Pérez es el aspirante que a 14 meses de distancia de la elección del primer domingo de junio se mantiene como el líder de intención al voto, popularidad y opinión positiva.

Imagínense llegar a la final de Wimbledon como el tenista con el mayor número de victorias en el año y con todas las casas de apuesta a tu favor y no presentarse al partido solo porque tu rival es el sembrado número de la ATP.

¿No tiene lógica o sí?

Y es que, Lalo es el rival a vencer en los próximos comicios locales, como así lo indican todas las encuestas públicas que miden la carrera por el gobierno de Puebla, y no lo es por el PAN, PRI o por el PRD; lo es, porque los poblanos van a castigar a Morena y a sus gobiernos, como sucede de manera natural en cada elección.

Sin la necesidad de recurrir a la fiebre de las bardas y anuncios espectaculares, a las rancias prácticas de las adhesiones de políticos chatarra o a la mal llamada ‘cargada’, el alcalde de la ciudad de Puebla cuenta con lo que realmente vale en una elección que superará el 65% de la participación ciudadana: el apoyo social.

Ya lo decía el siniestro Moreno Valle: no hay estructura que sea suficiente si una elección supera el 60% de la participación ciudadana.

La del 2024, claro que será una elección con una alta asistencia en las urnas que se pronostica para rebasar el 70% de participación.

Así, el proyecto del hoy edil poblano corre en dos vías: la del Ayuntamiento de Puebla, la mejor plataforma para conseguir conocimiento y confianza entre la sociedad; y la del aspirante que ya haciendo públicas sus giras al interior del estado, la cuales ya venía realizando desde hace tiempo sin la necesidad de la cobertura mediática.

No por nada los principales inversores de campañas electorales en Puebla, esos que aparecen cada 5 años y que sirven como péndulo político al ser personajes que no toman decisiones basadas en sus afectos, pues su patrimonio está en juego, ya están acercándose a Eduardo Rivera.

Las condiciones están puestas, como nunca y tal no se repitan otra vez, para que Lalo Rivera abandere al PAN en el 2024 con altas posibilidades de triunfo.

Otra ruta sería impensable, pues en seis años el tren podría no volver a pasar y seguro tendrá a otros pasajeros con mejores asientos que una senaduría.

Sí, el alcalde de Puebla tendrá que esperarse primero a que se concrete la alianza con el PRI y después ya aceptar la candidatura al gobierno del estado.

Sus tiempos están muy claros.

Un dato para cerrar esta entrega: en la última sesión del Consejo Político Nacional del PAN, Marko Cortés, presidente nacional del partido azul, colocó a Puebla como lo estados de mayor importancia y con altas posibilidades de recuperar en el 2024.

Es incorrecto que Cortés Mendoza quiera entregar la entidad al reservarla para mujer, incluso, el líder panista quiere ganar el gobierno y retener la alcaldía de la capital, en la que ya tiene aspirante predilecto y que hoy ocupa un curul en la Cámara de Diputados y que ha estado muy pendiente de la crisis del IMSS.


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