La multitudinaria marcha, la más grande en la historia de Puebla convocada por un político, a favor del presidente Andrés Manuel López Obrador organizada por el gobernador Miguel Barbosa la mañana de este domingo no pudo terminar de mejor manera.
A tres años y medio de su gobierno, el barbosismo está en lo más alto de la cima del poder.
Ningún gobernador llegó a la segunda mitad de su administración con el arrastre de Barbosa Huerta.
Inundar las calles de la capital para un gobernador en turno con miles de simpatizantes no es una tarea fácil.
Tan solo basta recordar la decadencia que vivieron los gobiernos de Mario Marín y de Rafael Moreno Valle en su cuarto año. El primero era un muerto viviente desde que el escándalo de Lydia Cacho le estalló en las manos; mientras que al segundo una bala de goma, como la que le reventó el cráneo al niño Tehuatlie en Chalchihuapan, lo hundió en un impresentable para Puebla.
Tanto Marín como Moreno Valle sí tuvieron sus tumultuosas marchas, pero en contra.
Miles de poblanos exigiendo sus renuncias.
Hoy, la historia es otra.
El lema de la administración de Barbosa no miente: un gobierno que siente y piensa como la gente.
La gente apoyando a su gobierno en las calles.
Sí, el amor con amor se paga.
Fue tanto el éxito de la caminata y el mensaje político tan favorable para Morena en la entidad que Claudia Sheinbaum, la jefa del gobierno de la Ciudad de México y la candidata más aventajada para abanderar al partido en las elecciones presidenciales del 2024, felicitó a Barbosa Huerta por el mitin que rompió con las propias estimaciones de Casa Aguayo, que estaban proyectadas para juntar a 70 mil simpatizantes volcados en el primer cuadro de la capital.
Ya nadie puede ignorar el pacto que existe entre Sheinbaum Pardo y Miguel Barbosa, quienes desde hace meses vienen trabajando una alianza con miras a los próximos comicios federales y locales.
Sheinbaum y Barbosa van juntos al 2024.
La Marcha de los 100 mil morenistas no pudo salir mejor.
El mandatario poblano refrendó, por su aún hacía falta, que él es el único gran operador del Movimiento Regeneración Nacional en el estado y uno de los grandes baluartes para López Obrador en el país.
El cuarto padrón más grande de México está bien resguardado para los comicios en los que estarán en juego la presidencia de la República y el gobierno de Puebla.
Las dudas, si aún permanecían algunas, se disiparon.
Y es que, los astros se vienen alienando desde hace mucho tiempo.
La estrategia que emprendió el gobernador Miguel Barbosa está saliendo por nota.
Las señales, como lo mencioné en una entrega anterior de esta columna, son inequívocas.
Nadie tiene la capacidad de movilización con la que cuenta el gobernador. Nadie tiene el respaldo social con el que cuenta el gobernador. Nadie controla el tablero geopolítico como el gobernador. Nadie tiene el apoyo y la confianza de Sheinbaum como el gobernador. Nadie en Puebla, aunque los propagandistas de Ignacio Mier digan lo contrario, tiene la cercanía con López Obrador como el gobernador.
¿O acaso alguien en Morena puede competirle a Barbosa Huerta en lo político, en lo electoral o en lo social?
¿Será que los lúmpenes Nacho Mier, Armenta, Claudia Rivera, David Méndez o Rodrigo Abdala pueden convocar a una marcha como la que hizo Barbosa?
Para los escépticos, los analistas políticos y los matraqueros de los malquerientes de Miguel Barbosa, la Marcha de los 100 mil es la ‘pinche señal’.
Una pinche señal que vale 100 mil simpatizantes.
El poder del pueblo a favor de Barbosa es innegable.
Y lo que se ve, dicen los que saben, no se juzga.