Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
Luego de 15 años, Puebla capital dejará de ser uno de los grandes bastiones para Andrés Manuel López Obrador.
Desde 2006 y hasta 2018, el hoy presidente de la República encontró en la Angelópolis una de sus ciudades más fieles en todo el país. El tres veces candidato de Morena se alzó con la victoria en la capital de la entidad en las elecciones en las que abanderó al PRD y a Morena en su búsqueda incansable por llegar a Palacio Nacional.
La ciudad de Puebla, en efecto, se convirtió en lopezobradorista.
Los números no mienten: la aprobación de AMLO en Puebla supera la media nacional y su buena imagen no se ha visto afectada a pesar de los tropiezos y pifias de su gobierno.
La fidelidad poblana para López Obrador es ciega. Y, sin embargo.
En apenas dos años, la repudiada Claudia Rivera dilapidó la esperanza de que la Cuarta Transformación se consolidara como gobierno en la Angelópolis.
Los focos rojos se encendieron durante la elección extraordinaria del 2019. La capital, por primera vez en más de una década dejó de ser la punta de lanza del obradorismo en Puebla.
El pésimo arranque del gobierno municipal, que al final terminó en una cloaca de corrupción y escándalos sexuales, le pasaron muy rápido la factura a Rivera Vivanco, quien fue la principal responsable de que Enrique Cárdenas, entonces abanderado del PAN, ganara en la capital y en la zona metropolitana.
En ese año se presentó el primer aviso de que el repudio hacia la edil con licencia, quien ahora busca de manera obsesiva su guajira elección, era un verdadero peligro para el Movimiento Regeneración Nacional en la Angelópolis y los municipios conurbados.
Hoy, esa tendencia es una realidad.
Si bien Morena y AMLO mantienen su aprobación en la ciudad de Puebla, la repudiada Claudia acabó con la fortaleza electoral y el bono democrático para el partido marrón en su gran referéndum como alcaldesa de la capital.
Por si fuera poco, Rivera Vivanco hundió al Movimiento en una severa crisis y división interna por su soberbia y necedad de imponerse como candidata en la Angelópolis, con la ayuda de Alejandro Armenta, quien ya la dejó a su suerte y la traicionó, la cual dejará al partido en una posición bastante complicada para el proceso sucesorio del 2024.
Mario Delgado, sin lugar a dudas, deja la capital poblana con bastantes lecturas negativas de la realidad que vive Morena en la entidad y con un amargo sabor de bocas en la víspera del primer domingo de junio.
En su primera y única visita para hacer presencia en las campañas de Puebla, el líder nacional de Morena le quedó claro el error que fue designar a Rivera Vivanco como la abanderada del partido en la capital.
Como era obvio, el presidente del CEN morenista ya comenzó a deslindarse de la catástrofe inminente de su partido en la jornada electoral.
Las duras palabras de Delgado Carillo durante la entrevista que sostuvo con Arturo Rueda son muestra clara de que la derrota en Puebla capital le será ajena y se la tendrán que adjudicar únicamente Bertha Luján y Ricardo Monreal, a nivel nacional; y en la aldea los responsables serán Alejandro Armenta y sus esbirros Carlos Evangelista y Édgar Garmendia.
El diputado federal con licencia fue muy claro en señalar “fue la gente” la que eligió a la repudiada Claudia como la candidata en la capital a pregunta expresa del director de Diario CAMBIO que cuestionó si aún estaba convencido de que Rivera Vivanco era la mejor opción del partido.
No solo eso, Mario Delgado exhibió a Claudia Rivera como lo que es: una mentirosa patológica. El dirigente dejó claro que el Comité Nacional no ha medido, ni tiene la intención de hacerlo porque solo es negar la realidad, a su candidata en la Angelópolis, ya que conoce a la perfección que su derrota es irreversible.
En sus cálculos rescatar ocho diputaciones federales en el interior del estado, repetir en San Andrés y San Pedro Cholula y ganar, aunque sea, 15 diputaciones locales ya será ganancia.
El informe que llevará a Palacio Nacional no será otro más que retirar a la ciudad de Puebla como bastión del Movimiento todo por la necedad de imponer a la repudiada Claudia Rivera.
El líder nacional de Morena se fue como llegó: sin grandes expectativas de Puebla para la jornada del 6 de junio.
Si saben contar, ya no cuentan con la Angelópolis como fortaleza de AMLO.
Y todo por una Claudia.
Off the record
Bien dicen que en política la forma es el fondo.
¿Qué pensará Claudia Rivera de que la única entrevista exclusiva que Mario Delgado ofreció en Puebla se la dio a Arturo Rueda, el periodista al que más odia por exhibir los audioescándalos de los moches y del acoso sexual de Andrés García Viveros?
¿Qué lectura le dará Alejandro Armenta a la visita de su líder nacional a las instalaciones de Diario CAMBIO luego de que él mismo calificó al este medio de comunicación como “un medio de poder” y a su director como “un delincuente”?
Ver: Alejandro Armenta le da la primera cuchillada por la espalda a Claudia Rivera
Las respuestas son obvias: Mario Delgado aborrece a Claudia Rivera y a Alejandro Armenta.
Ni su líder nacional mete ya las manos por la pareja que hundió a Morena.
Que su envueltito se lo coman ellos solos.
Provecho.