El resultado de la elección del Consejo Político Estatal de Morena en Puebla terminó por confirmar que el gobernador Miguel Barbosa se encuentra en la cima del poder en el estado.
A tres años de distancia del inicio de su administración, Barbosa Huerta no solo está consolidado como la gran figura de la izquierda en la entidad poblana, también es el único jefe político que controla a su conveniencia y gusto el mapa geopolítico del estado.
Y es que, el gobernador Barbosa tendrá dos años para manejar su sucesión sin ningún contratiempo a la espera de que en Palacio Nacional se defina al candidato presidencial que representará al Movimiento Regeneración Nacional para las elecciones federales del 2024.
El nacido en el Valle de Tehuacán solo necesita que en la asamblea del próximo 13 de agosto logre con la mayoría de sus 116 de 150 consejeros que sus cartas marcadas sean elegidas como presidente y secretario general del Comité Ejecutivo Estatal para, al fin, revivir al morenismo en Puebla, que sea un ente activo rumbo a los próximos comicios gubernamentales y que se emprenda una verdadera purga de advenedizos, traidores, simuladores y oportunistas que dejaron casi moribundo al partido lopezobradorista a nivel local.
Miguel Barbosa, como ya sucedió en el 2021, dejó claro que él y solo él tiene la capacidad suficiente para sacar adelante una elección estatal y que sin su mano el Movimiento Regeneración Nacional está perdido al no contar con un solo liderazgo con una estructura real, capaz y eficiente en toda la entidad.
En tres años, los logros del gobierno barbosista están a la vista de todos.
La cruzada contra la corrupción que emprendió desde el inicio de su administración el 1 de agosto de 2019 sigue dando resultados y no ha desfallecido.
Los más recientes casos de Arturo Rueda y Javier López Zavala son muestras de que en Puebla nadie está por encima de la ley y que el estado de derecho quedó reinstaurado tras una época en la que el poder fue desquiciado y desmedido en su aplicación.
Si las detenciones del socio de Ignacio Mier y del hijo político de Mario Marín no fueran suficientes está como gran insignia la demolición del “Pueblito” en el Penal de San Miguel, el cual era el monumento a la corrupción que fue solapado por todos los antecesores de Barbosa Huerta.
La miniciudad que operaba al interior del CERESO de Puebla capital no solo era un ecosistema en donde se cometían todo tipo de delitos, también era una maquina de dinero en efectivo que terminaba en los bolsillos de muchos directores, secretarios y gobernadores.
Hoy, ese modelo económico ya es funcional ni atractivo para el actual mandatario, quien tiene como obsesión que su legado sea la cero tolerancia a la corrupción y el manejo transparente y pulcro del gasto público.
De manera inédita, Miguel Barbosa es de los pocos gobernadores en la historia de Puebla que a tres años de su gobierno no ha tenido ningún escándalo por desvío de recursos públicos, malversación de partidas, endeudamiento innecesario o quebranto a las arcas del estado.
La administración barbosista ha destacado a nivel federal, además del manejo de la crisis sanitaria del Covid-19 y en materia de seguridad, por su pulcritud en el manejo de las finanzas, tan es así que la Auditoría Superior Federal no ha hecho observaciones mayores a las cuentas públicas del mandatario poblano.
En materia de obra pública, aunque algunos malversador y propagandistas de los odiadores del gobernador digan lo contrario, Barbosa Huerta ha entregado más de mil proyectos en el interior del estado al desarrollar cientos de kilómetros de carreteras con el objetivo de sentar las bases de un desarrollo regional equitativo y no solo en la capital y la zona metropolitana.
Como él mismo lo ha mencionado, su gobierno busca que los programas de infraestructura sean ejecutados en las 32 regiones de la entidad y no se concentran en una sola ciudad, lo que significa que todos los habitantes tienen acceso a la salud, educación, justicia, seguridad pública y combate a la corrupción.
En sus dos años y medio que le restan de su gestión, Miguel Barbosa emprenderá la rehabilitación de los centros penitenciarios del estado, la construcción de los hospitales para dializados y enfermos de cáncer e iniciará el desarrollo de más vialidades intermunicipales para mejorar la conexión carretera en Puebla.
Los tres primeros años del barbosismo para nada han sido tersos, pero el mandatario logró instaurar de manera notable su modelo de política y encaminar su proyecto de estado.
Con el control del poder y con un gobierno sano, Miguel Barbosa encabeza su sucesión sin dejar nada a la suerte.
Todo pasa hoy por Casa Aguayo.
Tres años de hacer historia.