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La mirada que el mundial ha generado

portada columna Diana Meneses

Ya con México fuera del mundial, pero aún con días por delante de esta Copa, Qatar sigue siendo un actor relevante y con gran atención internacional. La polémica que rodeó la decisión de la FIFA y que prevaleció a lo largo de la planeación de este magno evento continúa siendo de importancia. Qatar es un país con mucho potencial económico, pero con bastantes retos y áreas de oportunidad si de Derechos Humanos hablamos.

Qatar es un Estado que funciona por sistema monárquico y se rige por la Sharia, que en pocas palabras, es el marco moral y guía espiritual que se basa en la vida de Mahoma. Es importante diferenciar que la Sharia funciona en diferentes países según la interpretación que los académicos del islam y diferentes autoridades musulmanas le den. De esto depende el marco legal.

En Qatar la Sharia tiene un estricto peso sobre las dinámicas sociales, por ejemplo. Algo que desde una perspectiva de Derechos Humanos y una opinión occidental, resulta incluso en opresión para diversas manifestaciones y expresiones individuales que hoy ya se ha luchado por normalizar. Tal es el caso de los Derechos de las mujeres y de la comunidad LGBT+.

En México la lucha por la igualdad ha tenido un gran recorrido, los derechos de las mujeres se han luchado por años e incluso hoy las exigencias prevalecen. Sin embargo, hoy una mujer en México y en todo occidente, ya cuenta con derechos humanos, civiles, económicos, políticos, etc. A pesar de que estos no sean plenamente garantizados, ya es una realidad en la mayoría de los marcos jurídicos. 

En Qatar las mujeres no tienen independencia en muchos sentidos, sino que incluso requieren de tutela masculina para ciertas decisiones como el trabajo, las salidas al extranjero, por no mencionar la inexistencia de Derechos Sexuales y Reproductivos, etc. Mientras que, en contraparte, los hombres gozan de todo derecho. Además, la comunidad LGBT+ no goza de respeto, la homosexualidad es delito como tal, algo que incluso generó que mpultiples personas quedarán fuera de este grane vento, antes que afrontar el riesgo de ser juzgados y penados con la ley catarí.

Ahora, por supuesto que se debe hacer énfasis en promover el respeto básico indispensable a los Derechos Humanos, pero ser críticos no se debe traducir en aversión, discriminación e intolerancia, porque en palabras precisas, eso es islamofobia. Cabe resaltar que, en realidad occidente preserva estrechas relaciones con diferentes países de Medio Oriente que continúan con rezago en materia de Derechos Humanos, tal es el caso de Emiratos Árabe Unidos e incluso con Qatar para la compra de recursos naturales.

Es decir, la mira hoy está en Qatar por el Mundial, pero las relaciones que se mantienen con Medio Oriente son diversas, las diferencias culturales no son nuevas y en definitiva este Mundial es la oportunidad de romper con estereotipos, dar cobertura a esa violaciones de derechos inadmisibles, pero también para observar y compartir con un mundo al que somos ajenos.  No hay país perfecto, no hay evento internacional que sea inmune a las críticas públicas y esto puede ser enriquecedor o redundante.

Sin ir tan lejos, que importante es hacer un ejercicio de introspección nacional e incluso regional y darnos cuenta que no gozamos de tanta autoridad moral para hacer recomendaciones o juicios. No por esto validar lo que conocemos como violatorio de Derechos Humanos, pero no jactarnos de una idea de que Occidente es el lado correcto y óptimo para los Derechos.

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