La consulta por la revocación de mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador evidenció aún más la severa crisis por la que atraviesa el Movimiento Regeneración Nacional en Puebla después de arrasar en las elecciones del 2018.
El partido lopezobradorista en Puebla ha venido demostrando año con año que la marca está devaluada en la entidad y que, sin López Obrador en las boletas, su arrastre territorial no es suficiente para retener el poder en los comicios sucesorios locales y federales del 2024.
Los pésimos gobiernos municipales emanados del partido, el canibalismo interno, las conspiraciones contra Miguel Barbosa, único jefe político de Morena a nivel local, y la falta de capacidad de sus principales líderes, como Ignacio Mier, Alejandro Armenta, Claudia Rivera, Carlos Evangelista, Aristóteles Belmont, David Méndez o Edgar Garmendia, han provocado que el Movimiento esté en caída libre y con serias dificultades para organizar una defensa medianamente competitiva para las siguientes elecciones.
Los números registrados en la votación para decidir si AMLO se iba o se quedaba a falta de dos años y medio del fin de su sexenio son la muestra clara de la preocupante desvalorización de Morena en la entidad poblana.
Solo el 17% del padrón nominal del estado salieron a las urnas para el ejercicio promovido por Andrés Manuel y su partido.
Si bien la consulta de revocación de mandato no puede ni debe entenderse como un ensayo de lo que pasará en las elecciones del 2024 sí debe interpretarse como la falta de capacidad de operación y el nulo compromiso que algunos “peces gordos” de Morena muestran en la actualidad.
Al decir de diferentes fuentes y a la espera de que el INE publique los datos oficiales, los movilizadores de Morena arrastraron, más menos, 700 mil votantes a las casillas para respaldar la continuidad de López Obrador como titular del Ejecutivo federal.
De esta cantidad de votos, que en esencia representa el voto duro de Morena en Puebla, Eric Cotoñeto, el capaz operador barbosista, puede asumir como propios cerca de 400 mil movilizados; después viene el inoperante Addi César, coordinador territorial de grupo de Nachito Mier, quien apenas pudo contabilizar 200 mil sufragios para la causa lopezobradorista.
Los otros 100 mil votos proAMLO estarán repartidos entre los simuladores Alejandro Armenta, los Vivanco, David Méndez y demás rémoras del partido marrón que solo son buenos para hacer política en redes sociales, para tomarse selfies y para posar para las fotos.
Cotoñeto Carmona y el grupo barbosista podrá entregar buenas cuentas a Palacio Nacional, ya que y a pesar de la desidia y falta de colaboración del resto de “liderazgos” del partido, juntaron una bolsa de casi medio millón de votos para el presidente de la República.
Nada mal para una práctica que careció del interés de los poblanos.
Está claro y quedó una vez demostrado que Morena solo tiene un grupo político, el del gobernador Miguel Barbosa, con un verdadero valor electoral, una estructura territorial y de movilización bien aceitada y funcional, la cual viene trabajando de manera puntual y articulada desde los comicios del 2018 cuando vencieron al morenovallismo con todo y sus mañas y delitos.
Lo que realmente preocupa en el Movimiento Regeneración Nacional es la nula capacidad de los dos “corredores” del partido para el 2024, Ignacio Mier y Alejandro Armenta, quienes comprobaron que no tienen ningún peso ni músculo político para pelear por el gobierno del estado.
Los primos Mier perdieron una oportunidad de oro para demostrar que cuentan con un ejército electoral listo para afrontar la batalla de la sucesión, pero prefirieron apenas involucrarse para cargarle la mano a Barbosa Huerta de la baja participación en Puebla en la consulta de la revocación de mandato.
Una vez más sus planes quedaron en ridículo.
Ni Nachito ni El Soldadote Armenta pueden presentarse ante López Obrador y pedir la candidatura a gobernador para el 2024 con su ridícula operación en la consulta de este domingo.
Mencionar a Claudia Rivera, a su madre Eloisa Vivanco, a David Méndez, Carlos Evangelista, Iván Herrera, Alejandro Carvajal, y al resto de marginales que militan en Morena no es más que ocioso, pues sus nombres no representan nada más que un verdadero lastre para el partido lopezobradorista en Puebla.
Los focos rojos se encendieron en Morena.
El 2024 pinta para ser una pesadilla para el Movimiento Regeneración Nacional.
Si el barbosismo vale cerca de medio millón de votos, más el porcentaje que cualquier gobernador, sea el nombre que sea, mueve, el cual llega el 5 por ciento, está claro que quien abandere al partido marrón y que no sea el del grupo del actual mandatario no tiene la mínima posibilidad de ganar en los comicios sucesorios.
¿De dónde van a sacar Nachito Mier o el marinista Armenta más de un millón de votos para ganar las elecciones del 2024?
¿En dónde quedaron los movilizadores de Armenta Mier, quien tanto se ufana de recorrer a diario la entidad con sus arbolitos y su libelo plagiado?
¿Mier Velazco tiene un equipo de operadores más allá de sus hijos, de Julián Ventosa, Enrique Doger y de Arturo Rueda?
La apuesta con la que Morena planea retener el poder dentro de dos años y medio es una caricatura.
El partido lopezobradorista está en caída libre.
Peligro de colisión, señores.