Tras ser ratificado como encargado de despacho de la coordinación de diputados federales de Morena en septiembre de 2021, Ignacio Mier inició este año con la obsesión de lograr que al fin Andrés Manuel López Obrador lo destapara como el abanderado de su partido en Puebla para los próximos comicios.
Nada más lejano a la realidad.
El ínfimo tamaño del inútil diputado federal siempre se impuso ante cualquier ruta trazada.
Nada puede salir bien de un grupo que lleva como cabeza a Nachito Mier.
Mier Velazco fincó todas sus esperanzas en dos hechos claves para sus atrabancadas aspiraciones políticas: la aprobación de la Reforma Energética y la elección al gobierno del estado en Durango, en la que fungió como delegado del CEN morenista.
En su primera gran empresa como líder de la bancada del Movimiento Regeneración Nacional en San Lázaro, el nacido en Tecamachalco fracasó como el gran cabildero para que la denominada Ley Bartlett consiguiera los votos necesarios para ser aprobada.
Mier fue incapaz de llevar a buen puerto las negociaciones con los diputados federales del PRI, los cuales eran necesarios para avalar en la Cámara baja las reformas a la Ley Energética impulsada por López Obrador.
La primera muerte política de Nachito se consumó el pasado 18 de abril.
Con la muerte de la Ley Bartlett, los bonos de Mier Velazco se desplomaron, así como el mito de ser un hombre cercano a AMLO y con derecho de picaporte en Palacio Nacional.
La imagen que mejor retrata esta hipótesis se presentó durante la comida de agradecimiento que el presidente de la República ofreció a sus diputados federales afines en la que no supo pronunciar sin leer el nombre del inútil coordinador de la bancada de Morena que había hecho el ridículo unos días antes.
Aún sin superar el fracaso de la Reforma Eléctrica, Nachito Mier fue sacudido con el escándalo de la “Operación Angelópolis”, revelada por los periodistas Víctor Hugo Arteaga y Néstor Ojeda, que pone al descubierto la red de lavado de dinero que el diputado federal, junto con su socio Arturo Rueda y el exauditor Francisco Romero, creó para blanquear más de 400 millones de pesos y que fue detectada por la Unidad de Inteligencia Financiera.
La aprehensión por el delito de extorsión de su socio y cómplice Arturo Rueda, representó otro golpe mortal para el inútil Ignacio Mier, quien no tuvo más remedio que recurrir a la traición y al sacrificio público con tal de salvar su decadente e irrisoria carrera política.
Su segunda muerte llegó justo en el momento en que Rueda Sánchez de la Vega era detenido cerca de Polanco, en la Ciudad de México la tarde del sábado 23 de mayo.
En un mes, Mier Velazco vio esfumarse su sueño guajiro de ser el candidato al gobierno del estado por las siglas y los colores de Morena en el 2024.
Nachito Mier era un muerto viviente.
Solo él no sabía que ya estaba muerto.
Aún en el novenario, el diputado federal se exhibió en Durango como lo que es: un político aldeano sin ninguna capacidad en material electoral ni en la promoción de voto.
La derrota de Marina Vitela por 15 votos en la elección al gobierno duranguense terminó con cualquier rastro de vida del inútil Nachito Mier, quien ahora es acusado de enriquecerse, como no podía ser de otra forma, con la venta de candidaturas en su encargo como delegado del CEN de Morena en aquel estado.
El inútil Nacho Mier ha tenido un verdadero 2022 de pesadilla.
Sus tres muertes políticas son solo la muestra de que su carrera política no es más que un invento y que su valor como un hombre de poder es nulo.
Aunque en política dicen que nadie está muerto, Nachitito bien podría ser la excepción a la regla.
Un muerto que se niega a aceptar su muerte.
¿Nadie patea a un perro muerto o cómo era?
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