Al descubierto la nueva conspiración de Nacho Mier contra Armenta
Esta misma historia ya la hemos visto en otras elecciones en Puebla.
Nacho Mier, quien antes de ser coordinador de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados era un simple subordinado de Enrique Doger, es un experto en la simulación, la traición y el cinismo.
En el 2010, Doger y Mier, dos personajes de los más detestable que tiene la política poblana, se rindieron ante los pies de Rafael Moreno Valle al traicionar –como muchos otros priistas– al Revolucionario Institucional y a su abanderado Javier López Zavala (hoy tan en boga por su posible salida de El Altiplano tras ser acusado como el autor intelectual del feminicidio de Cecilia Monzón).
Sin importar los agravios en contra del tricolor y su notoria traición, Doger Guerrero pudo alcanzar una curul en el Congreso local por la vía plurinominal, la cual dejaría botada un año después para ser electo como diputado federal, gracias a las negociaciones con el difunto Moreno Valle.
Para el 2013, la historia se repitió. Enrique, Nacho e Israel Pacheco se reunieron con Moreno Valle para sumarse a Tony Gali para las elecciones intermedias de ese año.
Se dice que la suma del acuerdo alcanzó los 60 millones de pesos, veinte para quien, a cambio de que los tres salieran públicamente –en especial Pacheco, quien en ese entonces era el secretario general del sindicato de burócratas de la Comuna capitalina– a respaldar a Gali Fayad en detrimento de Enrique Agüera, a la sazón candidato priista a la alcaldía de la Angelópolis.
La historia la conocemos todos: Israel Pacheco nunca le alzó la mano a Gali y en venganza fue encarcelado por Moreno Valle con la fabricación de delitos, que era tan acostumbrada en la era morenovallista.
En el 2016, Doger y Mier, por enésima vez, le jugaron las contras al PRI y a su candidata al gobierno del estado, Blanca Alcalá, y se sumaron de nuevo a Tony Gali, a cambio de millonarios contratos de dudosa adjudicación para el sobrino de Nacho, Moisés “El Moi” Villaverde Mier en materia de inteligencia y seguridad.
De manera inverosímil, Doger Guerrero obtuvo la delegación federal del IMSS en Puebla, en donde se robó hasta las plumas con ayuda de las asesorías fiscales de Moisés Ignacio Mier.
Para el 2018, Nacho Mier –ya como militante de Morena y encargado de supervisar el portafolios y saco de Manuel Bartlett– cometió su primer gran traición en contra de lopezobradorismo y la 4T en Puebla al conspirar en contra de Miguel Barbosa.
El complot contra Barbosa Huerta por parte de Mier, Doger, Moreno Valle y Eukid Castañón también fue de todos conocido. El acuerdo se llevó a cabo en las oficinas del empresario y financiero de Nacho, Julián Ventosa, en una de las torres de Centro Mayor y se dice que esta vez la cuota por reventar a Morena y a su abanderado superó los 500 millones de pesos.
Ya como gobernador, Miguel Barbosa sufrió los constantes agravios, diatribas y ofensas por parte de Mier Velazco, quien se creyó con la estatura política suficiente para vencer al exgobernador fallecido.
En vida, Barbosa le ganó todas las batallas a Mier, a quien el exmandatario exhibió como un “político chiquito y pueblerino”, como Don Miguel acostumbraba a llamar a Nachito.
Tras ser no solo derrotado, sino, humillado por Alejandro Armenta en la interna de Morena, Nacho Mier hizo, otra vez, lo que mejor sabe hacer: conspirar, simular y chantajear.
La estulticia y el cinismo de Mier da pena ajena y es inagotable.
A pesar de que en las mesas políticas de negociación del morenismo local se le concedió por cortesía política que su hijo Nachito Mier Jr., fuera postulado como candidato a diputado federal por el Distrito 8, Moisés Ignacio, quien también alcanzó la nominación al Senado en la primera fórmula de la alianza con el PT y PVEM, quiere reventar todo al interior de Morena.
Su frustración es evidente y notoria.
Quiso ser gobernador sustituto y no pudo; quiso ser candidato a gobernador y terminó ridiculizado; quiso ser el gran ganador de las candidaturas por las diputaciones federales, locales y alcaldías y tampoco pudo.
Mier nunca puede.
Hoy, Nacho Mier azuza a un grupo marginal de “fundadores” de Morena, que se sienten desplazados de las candidaturas en juego para la elección de junio próximo y también ordena montar una rebeldía en contra de Armenta y de Morena “por imposiciones y no respetar a la militancia lopezobradorista”.
Su burdo plan es estropear la primera visita de Claudia Sheinbaum a Puebla del próximo domingo como candidata presidencial de Morena.
Cuánto cismo del expriista que se ufanaba como “el legislador más cercano a AMLO”.
Mier olvida que tras el ridículo del año pasado, su valor y el de su grupo es menor que el de un cero a la izquierda.
¿”Sufragio efectivo, no imposición”?
Nacho Mier carece de toda calidad moral y política para encausar los reclamos sordos de sus revoltosos seguidores.
El candidato a Senador, cuya postulación pende de un alfiler, necesita estirar la liga al máximo, pues lo que está en juego no es solo que su odiado primo llegue a la gubernatura del estado, también está en juego su libertad y la de los suyos por los próximo seis años.
Delitos e investigaciones hay y son varias.
Qué asquerosidad es esta, diría el clásico.
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