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Por ORPI, giran órdenes de aprehensión contra Moisés Mier y Eduardo Izcoa

columna historias de un joven reportero Gerardo Ruiz 1

Se equivocan quienes piensan que el escándalo de la red de lavado de dinero que orquesta Ignacio Mier ya terminó con la detención de Francisco Romero, ex auditor del estado, y Arturo Rueda, su socio en el agonizante Diario CAMBIO, pues la trama macabra aún tiene varios capítulos que serán contados en los próximos días.

CAMBIO solo fue la punta del icerberg.

Y es que, el entramado del blanqueo de divisas por parte del inútil coordinador de los diputados federales de Morena tiene varias vertientes que siguen siendo investigadas por la Fiscalía General del Estado de Puebla por sus constantes delitos que van viendo la luz de a diario.

El verdadero problema es que los tentáculos de Nacho Mier no solo abarcan la defraudación fiscal, la operación con recursos de procedencia ilícita y el blanqueo de activo, también tiene señalamientos bastantes graves de una presunta relación con bandas dedicadas al robo de hidrocarburos en el municipio de Tecamachalco, bastión político del priista y región importante del Triángulo Rojo, y una supuesta trama de tráfico de influencias para dotar de impunidad a sus operadores cercanos como en su momento sucedió con su hijo Ignacio Mier Bañuelos, con Saúl Huerta, Sandra Nelly Cadena, Enrique Doger y a los hermano Nelly y Miguel Ángel Maceda, legisladora federal y edil prófugo de Piaxtla, respectivamente.

El historial criminal de Mier Velazco es amplio y público.

El secreto dejo de serlo.

Hoy, Nachito Mier está metido en un nuevo culebrón, pues su nombre y apellido estará de nueva cuenta involucrado con la inminente aprehensión de uno de sus familiares y uno de sus principales operadores financieros: su sobrino Moisés Villaverde Mier.

“El Moi”, como es conocido el familiar de Ignacio Mier, junto con su socio Eduardo Izcoa, hermano de Sandra Izcoa, ex directora de Comunicación del gobierno fugaz de Martha Erika Alonso y hoy enlace de medios de las diputadas federales Genoveva Huerta y Carolina Beauregard, están siendo investigados por la FGE por los delitos de defraudación fiscal y operaciones con recursos de procedencia ilícita a través de la empresa Mizco Consultores.

De acuerdo con información en poder de este reportero, Mizco Consultores, de la fuimos los primeros en advertir en exclusiva sus irregulares ingresos y licitaciones amañadas en la oscura era morenogalista, ya tiene comprobados por el SAT una serie de delitos cometidos en su contra al no poder acreditar la procedencia de casi 3 millones de pesos en el ejercicio fiscal 2017, así como discrepancias en las declaraciones tributarias del 2018 al 2021.

Además, tanto la Fiscalía de Puebla como el Sistema de Administración Tributaria comprobaron el uso de “factureras” para demostrar los ingresos millonarios anuales que estaban obteniendo de manera inexplicable y a través de contratos públicos con sobrecosto por parte de diferentes gobiernos, la firma del sobrino de Mier y el suplente del diputado federal Mario Carrillo, sobrino del líder nacional de Morena, Mario Delgado.

En las Historias de un Joven Reportero del 20 de febrero del 2019, quien esto escribe documentó antes que todos los sobrecostos con los que Mizco Consultores vendía sus productos de vigilancia a los municipios y gobiernos en diferentes estados.

Banck Serrato entregó a Mizco Consultores un contrato por 53 millones 472 mil 312 pesos por el millar de cámaras, dispositivos móviles, botones de alerta, dos drones, puntos inteligentes de alertas, instalación, capacitaciones y mantenimientos.

Tan sólo por las 250 cámaras de vigilancia, la empresa de Villaverde e Izcoa cobraron al Ayuntamiento de Banck 35 millones 250 mil 400 pesos, es decir que el costo unitario de los dispositivos fue de 141 mil pesos.

El triple de la cotización hecha por los ciudadanos antes mencionados.

Pero sí este negocio de Banck no le resulta escandaloso, los dos drones que el sobrino de Ignacio Mier le vendió al ex alcalde capitalino costaron 560 mil pesos, medio millón de pesos, ya que cada uno fue vendido en 288 mil 670 pesos”.

Hasta aquí la cita de aquella entrega que hoy cobra mayor relevancia.

También este reportero fue el que desde ese entonces dio detalles de las extorsiones y amenazas con las que Arturo Rueda, hoy preso en el Penal de Tepexi de Rodríguez, intentó intimidar a Claudia Rivera una vez de que la exalcaldesa canceló el contrato a la empresa de Moisés Mier y Eduardo Izcoa.

En este mismo espacio también se explicó que el negocio de las “Ventanas Ciudadanas” con las que Mizco se embolsó más de 60 millones de pesos en realidad fue encaminado por José Antonio Gali antes de dejar la Comuna capitalina para emprender su aventura al gobierno del estado y que terminó siendo ejecutado por el impresentable Luis Banck.

De hecho, fue justo aquí cuando el inútil Ignacio Mier y su aún más inútil hijo Nachito Jr. se vincularon con Alejandro Santizo, a la sazón secretario de Seguridad Pública municipal de la capital y hoy preso por la ejecución de tres ministeriales en Tecamachalco, ya que como titular de la SSP tuvo que aprobar y echar a andar las cámaras de vigilancia para el gobierno municipal de la Angelópolis.

Cada paso de Nacho Mier está siendo investigado.

La historia, sobra decirlo, está lejos de terminar.

La caída del castillo de naipes.

Off the record

Una pieza en el tablero político de Ignacio Mier está bastante nervioso y ofuscado.

Su nombre es Miguel Carillo Cubillas, el diputado federal de Morena por el Distrito 13, con cabecera en Atlixco y que no conoce ni las calles de su demarcación.

El sobrino del truhan Mario Delgado quiere venganza contra los periodistas que han ventilado y documentado las tramas de su aliado Mier Velazco y quienes también dieron detalles de sus malos y violentos pasos al interior de su hogar.

A través de diferentes personas, “El Negro” ha mandado a decirnos que “tiene autorización del gobierno de López Obrador para chingarse a cualquier periodista”.

Ojalá que el diputado federal tenga el valor de mandar el mensaje de manera directa y no por terceros.

Esperemos que también el legislador también recobre la memoria y recuerde los favores que en su momento me solicitó.

Acuso de recibido, “brother”.

Ver más de «Historias de un joven reportero»: El orgullo de ser poblano
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