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De ingratitudes y traiciones

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La presentación del libro “Pandemia de Opacidad por parte del Gobierno de Puebla”, de Itzel Jiménez en sociedad con el desprestigiado conglomerado ‘Puebla Contra La Corrupción’, que maldirige Enrique Cárdenas, es la muestra de que la ingratitud es la moneda de cambio en estos tiempos llenos de miserables.

Y es que, algunos mezquinos solo se atrevieron a asomar la cabeza una vez que Miguel Barbosa murió.

Con el exgobernador en vida, ninguno de los que hoy se hacen los valentones tuvieron los arrojos para oponerse de manera pública al mandatario que falleció la mañana del 13 de diciembre del año pasado.

El nacido en el Valle de Tehuacán los mantenía arrinconados.

Algunos decidieron esconder la cabeza en un hoyo, otros poner tierra de por medio y algunas más buscaron impunidad en los brazos de los legisladores, que hacen maromas para “acomodarse” con las ‘corcholatas’ de Andrés Manuel López Obrador para la elección presidencial del 2024.

Hoy, ese grupo se pasea alegremente por las calle de la ciudad de Puebla, municipios y hasta en Palacio Nacional –como si ya estuvieran en campaña– olvidando que sus negros historiales aun los persiguen y que aun hay deudas pendientes y vigentes por pagar.

¿Por qué presentar este libro, que trata en su mayoría de los primeros tres ejericicios fiscales de la gestión barbosista, la tarde noche de este jueves en la Librería Profética, ese lugar en donde conjuran los pseudo intelectuales de la aldea?

La respuesta es sencilla: la miseria.

Atacar a alguien que ya no se puede defender ni aclarar las acusaciones de las que será objeto no es más que un acto de mezquindad total.

Llegar a la conclusión de que la administración de Barbosa Huerta fue mucho más opaca que las de Mario Marín o Rafael Moreno Valle no es más que exhibir que la bilis y las viceras están de por medio en libro autoria de Jiménez Ríos, quien se ostenta como abogada e investigadora de la agrupación de Cárdenas Sánchez, aquel intento de político y candidato fallido al gobierno del estado en el 2019, quien, dicho sea de paso, sí hizo de su rectorato en la Udlap una verdadera pandemia de opacidad en el rubro de finanzas.

Un dato que no puede pasar desapercibido es el “premio” que el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Proteccion de Datos Personales (INAI), que dirige Blanca Lilia Ibarra, le concedió al libro que será presentado por Eduardo Bohórquez y por Gerardo Navarro.

Sí, el propio INAI metió “su cuchara” para que el escrito de Itzel Jiménez tuviera los alcances necesarios para hacer ruido en el estado y poner el nombre de Miguel Barbosa en el banquillo de los acusados sin la opción de debatir y dar su contrarréplica a cada una de las acusaciones.

Los protagonistas de esta nueva embestida en contra del fallecido gobernador olvidan que, a diferencia del pasado, el gobierno barbosista se caracterizó por un sano manejo de las finanzas públicas, la no adquisición de dueda pública y hasta la amortización de los compromisos heredados por Moreno Valle como los PPS y APPs, con los que se pagaron a largo plazo la Estrella de Puebla, el Museo Internacional del Barroco y las plataformas de la planta armadora Audi.

Ahí están los estudios realizados por la Auditoria Superior de la Federación, que no observó anomalías en el gasto de la admnistración de Miguel Barbosa del 2019 al 2022; al igual que los diversos reconocimientos que diferentes instituciones bancarias le otorgaron al estado por el manejo de finanzas públicas sanas.

La ingratitud será lo único que amenizará la noche del jueves.

Cómo olvidar que fue Miguel Barbosa el gobernador que ayudó a que Blanca Lilia Ibarra fuese designada como presidenta del INAI a pesar de las diferencias del pasado cuando en el 2015, por órdenes del siniestro Moreno Valle –al que hoy resulta que no fue opaco ni malversador de recursos públicos–, bloqueó su llegada al Instituto de Transparencia y a cambio recibió la dirección general del Canal del Congreso de la Unión, la cual también trató de impedir.

De hecho, la hoy presidenta del INAI le pidió asesorías personales y consejos al exmandatario para poder llegar al cargo por el que fue designada en abril de 2018.

No está demás recordar la embestida que el Rafael ordenó contra Ibarra Cadena, quien tuvo que refugiarse, junto con otro grupo de reporteros y reporteras perseguidos por el expriista, en la Ciudad de México.

Hoy, resulta que el malo de la historia se llama Miguel Barbosa Huerta.

¿En dónde quedaron las palabras de agradecimiento y los halagos que Blanca Lilia emitió en la inauguración del Foro “Panorama Actual de la Perspectiva de Género en el SNT”, en agosto del año pasado, hacia el gobierno de Puebla y para Miguel Barbosa?

Un dato más.

Ibarra luchó hasta última hora para que Ignacio Mier, férreo enemigo y conspirador de Miguel Barbosa, fuese invitado especial del foro antes mencionado.

La ingratiud es una moneda de cambio de muy baja denominación.

¿Qué o quién está detrás de la afrenta de Blanca Lilia, quien ya es colaboradora de diferentes medios de comunicación de los cuales desconoce hasta el nombre de sus conductores?

La presentación del libro premiado por el INAI, sobra decirlo, será un nuevo fracaso para Puebla Contra la Corrupción y la Impunidad, como ya lo fueron sus pésimas investigaciones en contra del gobierno interino de Don Guillermo Pacheco, la entrega sobre dinero público en campañas y las obras de Audi.

Cuánto valor de acusar a alguien que ya falleció.

Ingratitud y miseria, solo eso.

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