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Barbosa, el gran operador de la unanimidad de la Reforma Judicial

columna historias de un joven reportero Gerardo Ruiz 1

El oportunismo nunca puede ausentarse en las grandes transformaciones del quehacer público.

Oportunistas y marginales es lo que abundan en el poder.

Pocos son aquellos que no se dejan seducir ante la tentación de colgarse la medalla como el gran operador de un proyecto de gobierno o una reforma estructural sin que sean ellos los impulsores.

En la aldea no faltan los políticos limitados que aprovechan cualquier situación para robarse los reflectores y autocatalogarse como los grandes impulsores de tal programa social, proyecto de infraestructura, incremento al presupuesto del estado o cambio a la Constitución Política de Puebla.

Quieren ser el feto del aborto o la novia en la boda.

La aprobación por unanimidad de la nueva Ley Judicial del estado es, sin lugar a duda, un mérito personal y único del gobernador Miguel Barbosa, quien a nivel nacional es el primer mandatario en impulsar una reforma de gran calado al sistema de administración e impartición de justicia local.

Y es que, la reforma constitucional aprobada la tarde del jueves por los 41 diputados locales que integran el pleno del Congreso del estado es inobjetable e impecable.

Ningún legislador, del partido que fuese, podía oponerse al nuevo sistema judicial en Puebla, que desde Casa Aguayo se impulsó y se propuso.

Barbosa Huerta, haciéndole gala a su experiencia como uno de los mejores parlamentarios del país, logró que todos los diputados locales apoyaran su reforma al Poder Judicial del Estado.

No podemos pasar por alto el gran trabajo que realizó Sergio Salomón Céspedes en su calidad de presidente del Legislativo poblano, quien no solo dinamitó la rebeldía del mediocre G3, que comanda Daniela Mier y que integran los marginales Iván Herrera y Carlos Evangelista, sino que también logró sumar a la iniciativa de Barbosa al resto de bancadas y representaciones legislativas, incluso, a la oposición del PRI y PAN.

Otra vez, Céspedes Peregrina en alianza con Jorge Estefan Chidiac demostraron que son ellos los dos grandes legisladores que operan a la perfección en el Congreso de Puebla.

Como lo mencioné en un párrafo anterior, las bondades y beneficios de la nueva Ley Judicial barbosista eran innegables y solo la mezquindad política era capaz de que no se lograra la unanimidad en su votación en el pleno.

Dentro de los cambios más importantes destacan dos grandes funciones: la jurisdiccional y la de gobierno. Dentro de la primera, se contempla la actividad del Honorable Tribunal Superior de Justicia, la Sala Constitucional, el Tribunal de Justicia Administrativa y en los Juzgados.

Además, el gobierno recaerá en el Consejo de la Judicatura, el cual, entre otras funciones, tendrá las de representación legal del Poder Judicial, rectoría de la carrera judicial, administración, vigilancia, evaluación del desempeño y disciplina, así como la coordinación del Instituto de Defensoría Pública y de la Escuela Estatal de Formación Judicial.

Del seguimiento al actuar de los jueces y sus acciones ya no hace falta mencionarlo.

Con estas modificaciones tan importantes al podrido Poder Judicial del estado no había forma que algún diputado local diera su voto en contra.

Y así sucedió.

Incluso, la minibancada del PAN, que hasta ahora mal representa Eduardo Alcántara, tuvo que sumarse de manera expedita a la reforma del gobernador Miguel Barbosa.

Las amenazas de romper la unanimidad por parte de Rafael Micalco y Mónica Rodríguez Della Vecchia solo quedaron en eso: en amenazas de dos diputados oportunistas.

Para no verse doblegados por la sólida Ley Judicial, que, si bien fue modificada en comisiones, respetó su total esencia, Micalco y Mónica se adjudicaron el logro de la unanimidad en el pleno del Congreso local.

El oportunismo es lo suyo.

Cómo olvidar cuando Pablo Rodríguez Regordosa, a la sazón peor secretario de Desarrollo Económico y Competitividad en la historia de Puebla, se colgó la medalla de ser el impulsor de la llegada de Audi a San José Chiapa en el sexenio de Rafael Moreno Valle y hasta pagó la portada de una revista para inundar de espectaculares a toda la capital.

El oportunismo ronda en la familia Rodríguez.

Lo mismo sucede con Rafael Micalco, quien tuvo que arrepentirse de su intento de amordazar a los medios de comunicación de Puebla tras quedar en un ridículo mayúsculo por lo retrograda e intolerante de su propuesta.

La aprobación por unanimidad de la nueva Ley Judicial en el estado tuvo solo un gran creador que fue el gobernador Miguel Barbosa y otros operadores de primera línea en el Legislativo local como Sergio Salomón y Estefan Chidiac.

Lo demás es lo de menos.

Buitres sobrevolando la carroña.

Puro relleno y oportunismo, pues.

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