Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
La inexperiencia y la ignorancia marcaron el derrotero de los primeros meses de la desastrosa gestión de Claudia Rivera al frente del Ayuntamiento de Puebla.
Para nadie era un secreto que la novatez y el nulo conocimiento en la administración pública le pasaron la factura muy rápido a Rivera Vivanco.
Claudia se creyó el cuento que fue ella, y no el Tsunami de Andrés Manuel López Obrador, la que consiguió la victoria en las elecciones de junio del 2018.
La soberbia se apoderado de la alcaldesa que pudo ser y no quiso serlo.
Rivera Vivanco, sin los vicios de los políticos tradicionales y sin oscuros padrinos detrás de ella, prometió ser un gobierno municipal diferente, honesto e incluyente. Y, sin embargo.
¿En dónde quedó la promesa de ser una nueva generación de gobernantes?
Claudia Rivera, en tiempo récord, adquirió las peores prácticas de sus antecesores: la corrupción, el nepotismo, el influyentismo y los abusos de autoridad.
El Ayuntamiento en ruinas, que encabeza Rivera Vivanco, recibió la semana pasada otro golpe que dañó aún más sus ya endebles cimientos. Diario Cambio, a ocho columnas, exhibió el doble discurso del gobierno claudista al documentar que Liza Aceves, secretaria General de la Comuna poblana, dobleteó como funcionaria municipal y como profesora-investigadora a Tiempo Completo de la BUAP.
Con documentos oficiales de la Plataforma Nacional de Transparencia, los talentosos reporteros Ricardo Juárez e Iván Reyes desnudaron las mentiras de Aceves López al demostrar que la secretaria General del Ayuntamiento violó la Ley de Responsabilidades y la Ley Orgánica Municipal al conservar sus dos salarios, que la llevaban a embolsarse mensualmente 109 mil pesos, tres mil pesos menos de lo que gana López Obrador y menos de lo que perciben la propia Rivera Vivanco y el gobernador Miguel Barbosa.
¿Cuál fue la respuesta del Ayuntamiento de Puebla ante la corrupción probada de Liza Aceves?
Volcar la estructura municipal, que la componen 10 obnubilados burócratas, a lavarle la cara a la secretaria general y crear el irrisorio HashTag en Twitter #LizaHonestayValiente, el cual, era obvio, no llegó a colocarse ni como Trending Topic en Puebla.
El marginal 10% que apoyan la reelección de Claudia Rivera se demostró con su ‘campañita’ en redes. Entre ellos se lamen las heridas y se soban las espaldas. Nadie de la sociedad civil ni de Morena salieron a defenderlos.
El Ayuntamiento claudista es indefendible.
Pero, lo preocupante no son las constantes mentiras con las que se manejan Rivera Vivanco, Liza Aceves y toda la cofradía de infames que habitan en el Palacio del Ayuntamiento capitalino, lo preocupante es que las instituciones se coludan para solapar la corrupción del gobierno municipal.
La réplica de Liza Aceves al reportaje de Cambio también incluyó dos oficios hechizos elaborados por el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” y por la Dirección de Recursos Humanos de la BUAP, con los que la secretaria General del Ayuntamiento intentó justificar su dobleteo al asegurar que desde el inicio del actual gobierno municipal solicitó licencia sin goce de sueldo a su plaza como Profesora-Investigadora de Tiemplo Completo.
Esto es una cínica mentira que busca jugar con la inteligencia de los poblanos y burlarse de los profesores de la BUAP.
Uno de los principios básicos del periodismo es dudar de todo y más de los funcionarios públicos. Ahora que desde la Coordinación de Comunicación Social del Ayuntamiento buscan guiar la práctica del oficio habría que recordarles este fundamento.
Desde que rindió protesta como secretaria general del Ayuntamiento de Puebla, Liza Aceves tuvo que renunciar a su plaza como Profesora TC de la BUAP, pues su ausencia superaría el año, tiempo máximo que la máxima casa de estudios del estado permite una ausencia, de acuerdo con sus propios reglamentos y normativas.
Este reportero solicitó el Reglamento de Ingreso, Permanencia y Promoción del Personal Académico de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, así como el Contrato Colectivo de Trabajo entre la BUAP y la Asociación de Personal Académico de la institución 2019-2021.
Las mentiras de Liza Aceves se caen a pedazos al revisar el Artículo 20, Fracción II del Reglamento de Ingreso, Permanencia y Promoción del Personal Académico que a la letra dice lo siguiente “Sólo en el caso del personal académico tiempo completo, disfrutar de los permisos de año sabático, superación académica, así como estancias de trabajo o investigación de hasta por tres meses, en el marco de un convenio o un proyecto de movilidad académica, avalados por el Consejo de Unidad Académica”.
Ninguna de estas salvedades aplica para Aceves López.
La Cláusula 17 del Contrato Colectivo de Trabajo es aún más contundente: “Los trabajadores académicos tendrán derecho a que se les conceda una licencia sin goce de salario, para dejar de concurrir a sus labores académicas hasta por un año como máximo, conforme a las normas establecidas en el Reglamento de Personal Académico. Para obtener esta licencia, el trabajador académico deberá solicitarla ante la Dirección de Recursos Humanos con conocimiento del Titular de la Dependencia correspondiente”.
Es decir, el permiso era único para un año y de lo contrario debía renunciar a su plaza en la BUAP.
Así de sencillo.
No sorprende que el rector Alfonso Esparza y la abogada general de la universidad, Rosa Isela Ávalos, se presenten a este tipo de triquiñuelas y actos de corrupción.
¿En dónde quedó lo ‘Benemérita’ y lo ‘Autónoma’ de la BUAP?
La ley comprende a todos aquellos que se encuentran en las condiciones previstas por ella, sin excepciones de ninguna clase, señoras.
Ahora resulta que la normativa de la BUAP tiene excepciones para los funcionarios de Claudia Rivera que no quieren perder su quincena.
¿#LizaHonestayValiente?
Vaya patraña.