La obsesión reeleccionista de Genoveva Huerta colapsó en la última semana del proceso interno del PAN para elegir a su próxima dirigencia estatal, el cual tiene enfrentado a lo poco que queda de los morenovallistas y al grupo de los “puros”, que encabeza Eduardo Rivera.
La figura del alcalde de Puebla, apostado con la dupla de sus incondicionales Augusta Díaz de Rivera y Marcos Castro, terminó por pesar más que la de Huerta Villegas, quien ya es vista como una lideresa con pocos afectos entre la militancia panista y, aún más delicado, entre quienes fueron sus aliados hace apenas unos meses atrás.
Y es que, la gran mayoría de vacas sagradas, liderazgos regionales y el resto de la base albiazul ve al proyecto de Rivera Pérez como el único sólido y con opciones reales de triunfo en los comicios sucesorios del 2024, por lo que conforme se aproxima la jornada electoral del 14 de noviembre irán aumentando las declinaciones y adhesiones a Díaz de Rivera y Castro Martínez, quienes se perfilan ya a arrasar a “La Jefa Geno” y a Jorge Aguilar Chedraui, quien impuso como su ‘Juanito’ al desconocido y fantasmal Clemente Gómez.
Cegada por sus ambiciones y por su soberbia, Genoveva Huerta ignoró que la nueva dirigencia estatal del PAN 2021-2024 juega en el tablero de la próxima sucesión en el estado, por lo que los panistas le pasaron la factura de las últimas dos elecciones en las que la diputada federal con licencia entregó pésimas cuentas como presidenta del Comité Directivo Estatal y se apostaron ya con el grupo que sí puede asegurar ser competitivos en las próximas elecciones y luchar por recuperar el poder del que fueron desterrados en el 2018.
No solo eso, a Huerta Villegas le dieron la espalda desde hace mucho la gran mayoría de panistas de la capital, de la zona metropolitana y de las principales cabeceras municipales tras el ventajoso proceso de selección de candidatos de las pasadas elecciones, en el que se agandalló para los suyos las principales diputaciones y regidurías pluris e impuso a perfiles perdedores en las alcaldías en las que Acción Nacional tenía grandes oportunidades de ganar.
A las sospechas de ventas de candidaturas se sumaron las inconformidades por la cerrazón y la falta de transparencia en la designación de los candidatos a alcaldes y diputados locales, así como el atropello a las tradiciones con los que el partido había elegido a sus abanderados, como en el caso de San Andrés Cholula, en donde la militancia dobló a “La Jefa Geno”, quien ya había entregado de manera directa la postulación a Raymundo Cuautli sin la habitual elección interna.
La base panista tampoco le perdona a Huerta Villegas que antes de trabajar en la unidad y fomentar la cohesión en el partido haya preferido por entregarle el control del mismo a Fernando Manzanilla, a través de Eduardo Alcántara, y a Jorgito Aguilar Chedraui, quienes son vistos por los militantes como advenedizos, oportunistas y desleales.
No resulta fortuito ni poco calculadas las declinaciones de Jesús Morales y Rocío Aguilar Nava, dos de los principales operadores con los que “La Jefa Geno” contaba en el interior del estado al dominar las regiones de Tepeaca y de Acatlán de Osorio y quienes hasta hace unos días eran integrantes del CDE, a favor de Augusta Díaz y Marcos Castro, pues esto solo se puede interpretar como que la diputada indígena ya no cuenta ni con el respaldo de su propia estructura.
Huerta tiene perdida la capital y San Andrés Cholula; no logró amarrar San Pedro Cholula; ya perdió el control del Distrito 7 y 14; en Tehuacán, Zacatlán, San Martín Texmelucan y Teziutlán está perdida.
Genoveva está cosechando todo lo que sembró en tres años en los que se dedicó a enriquecerse con las prerrogativas del PAN, a favorecer a sus alfiles, amigos y familiares, y a llevar a la ruina al partido que hasta hace poco dominada todo el estado.
Los números ya le juegan en contra a la lideresa con licencia.
¿Le alcanzará e Huerta Villegas con el dinero sucio de Aguilar Chedraui, con las marrullerías de Fernando Manzanilla y Francisco Ramos y con el Comité Estatal y la Comisión de Elecciones jugando a su favor para vender a Lalo Rivera, a Díaz de Rivera y a Castro?
¿La huérfana de Moreno Valle obsesionada con su relección sucumbirá ante la tentación de hacer fraude y robarse la elección interna panista del próximo domingo?
La única realidad es que Genoveva se desfondó en la recta final de la contienda interna del PAN en Puebla.
Ya ni sus fervientes voceros ni sus plumas adictas se atreven a ponerla como la ganadora de la elección del próximo domingo.
Que el último en dejar la casa genovista que apague la luz.