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Septiembre de los sismos

Nuevamente el mes de septiembre nos recibió con su acostumbrado terremoto. En el centro del país estamos muy habituados a sentir los movimientos telúricos a lo largo de todo el año, pero particularmente de manera reiterada durante el noveno mes. No faltarán…
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Nuevamente el mes de septiembre nos recibió con su acostumbrado terremoto.

En el centro del país estamos muy habituados a sentir los movimientos telúricos a lo largo de todo el año, pero particularmente de manera reiterada durante el noveno mes.

No faltarán a estas alturas toda clase de teorías, desde las pseudocientíficas hasta las meramente especulativas, que intenten explicar el por qué de esta coincidencia tan temblorosa, que nos hace sentir que en México, la tierra se estremece cada septiembre para celebrar el Grito de Independencia.

Pero más allá de creencias y percepciones, la mayoría de los investigadores serios coinciden en que no hay nada detrás de esta serie de temblores que siempre en el noveno mes nos asustan, más que la mera casualidad, pues la tierra no conoce de tiempos ni calendarios.

Sin embargo, en la mente de muchas personas no habrá cabida para la discusión: en septiembre algo pasa -dirán aquellos -que cada ciertos años tiembla y tiembla muy fuerte. Así lo demuestran 1985, 2017, 2021…

Por lo que no es de descartar que para esos grupos, la idea de que un sismo mucho más fuerte y catastrófico sucederá en los próximos días, seguirá latente por un largo tiempo. Aun cuando los científicos dicen que es muy poco probable que esto suceda.

En palabras del ingeniero Víctor Cruz, del Instituto de Geofísica de la UNAM, la temporada de temblores abarca del primero de enero al 31 de diciembre de cada año; es decir, que no hay un momento especial en el calendario para que la tierra prefiera mecerse. Lo demás es un asunto de varios factores, incluso de percepción.

Aunque el movimiento de las placas tectónicas no fue el único sismo que se dejó sentir en México a principios de este mes, pues lo decicido el martes en la Suprema Corte de Justicia es una situación tan inédita como inesperada, que sin duda provocará un terremoto en la opinión pública, especialmente la de algunos de los grupos más conservadores.

Motivados por los fundamentalismos, no faltó incluso al artista famoso que vinculó al temblor de Acapulco con la decisión histórica de la Suprema Corte de declarar inconstitucionales las penas hacia las mujeres que abortan, como una especie de castigo divino.

Argumento este último, que refleja precisamente la pobreza de bagaje que sostienen algunos fanáticos, quienes se oponen a la interrupción legal del embarazo, solo por moral o religión, dejando de lado todas las circunstancias que pueden llevar a una persona a tomar la difícil decisión de no tener a su hijo.

Pero lo único que determinó la Corte este martes es que en México, nunca más una mujer vaya a dar a la cárcel por utilizar esta salida.

Sin meternos en razones o justificaciones -lo cual nos llevaría a una discusión interminable -, el Máximo Tribunal inauguró así una nueva ruta, que es digna de provocar que en sus centros retiemble la tierra y no podemos descartar que en los próximos días se dejen sentir las réplicas de este terremoto.

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