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Humo blanco: Sergio Salomón recibe la estafeta barbosista

No podía ser de otra forma. El mensaje fue directo: la designación del gobernador sustituto se queda para el equipo. Un equipo que sí representa con dignidad y coherencia a la 4T y al lopezobradorismo en Puebla. El barbosismo continuará con el…
columna historias de un joven reportero Gerardo Ruiz 1

No podía ser de otra forma.

El mensaje fue directo: la designación del gobernador sustituto se queda para el equipo.

Un equipo que sí representa con dignidad y coherencia a la 4T y al lopezobradorismo en Puebla.

El barbosismo continuará con el legado de su líder.

Un legado que está marcado por el impecable combate a la corrupción, el irrestricto respeto a la ley y la incansable lucha de la desigualdad en Puebla.

Sí, Miguel Barbosa fue un hombre de ideales y que jamás cedió en ellos.

Su legado debía honrarse y respetarse.

Los Nachos Mier, los Enrique Doger y los Rivera Vivanco, convertidos en verdaderas aves carroñeras, tuvieron que levantar el vuelo y volver a su lugar en la historia de Puebla, ese al que pertenece lo más repudiado y mezquino de la política local.

Su naturaleza los condena.

Y es que, los oportunistas quienes vieron en la muerte del exgobernador Miguel Barbosa su única oportunidad para ascender al poder ante el repudio social que genera su imagen y sus nulas aptitudes como servidores públicos sufrieron una nueva derrota por parte del grupo que los ha venido reduciendo a parias del círculo rojo.

Comandados por el tenebroso Adán Augusto López, Ignacio Mier Velazco emprendió, en medio del luto de la familia Barbosa Orozco, una estrategia que rayaba en toda la vileza y la miseria humana posible: arrebatarle al equipo del exmandatario el poder del estado para ponerlo a su propio servicio y del impresentable secretario de Gobernación federal.

Lo que no ganaron con el voto popular de los poblanos, intentaron robarlo con la muerte de una persona a la que respaldaron, en dos ocasiones diferentes, más de millón y medio de ciudadanos en los comicios del 2018 y del 2019.

Los buitres, aún con el cuerpo de Barbosa sin enterrar en su amada Tehuacán, buscaban en medio de la tragedia asaltar el botín del cuarto padrón electoral más grande del país.

En el limitado y pobre imaginario de los carroñeros Nacho Mier y Adán Augusto, al hacerse del Ejecutivo poblano, vía la elección del gobernador sustituto en el Congreso, les daría los suficientes atributos para repartirse los votos de la entidad entre ellos.

Olvidaron que en vida, Miguel Barbosa ya tenía una alianza más que sólida con Claudia Sheinbaum para que el territorio poblano estuviese a disposición de la virtual candidata presidencial de Morena en el 2024.

Puebla, sobra decirlo, es y seguirá siendo territorio de Sheinbaum.

El miserable titular de la Segob y el inútil Moisés Ignacio tampoco contaban con los votos suficientes en el Legislativo poblano para echar a andar su locuaz e ignominiosa afrenta de colocar al infame Enrique “El Sultán” Doger como el sucesor de Barbosa Huerta.

Su plan carecía de toda lógica o sensatez alguna.

Hasta en la muerte, Barbosa siguió dejando en ridículo a sus malquerientes.

Mier no es más que ilusiones rotas y sueños frustrados.

Un lumpen con aires de grandeza.

Un triste buitre manchado de carroña.

Difícil imaginar que el presidente Andrés Manuel López Obrador no diera su visto bueno al nombramiento del gobernador sustituto durante su visita a Puebla para presenciar el funeral de su amigo personal en Casa Aguayo.

Las señales estuvieron a la vista de todos.

Solo los ingenuos y los cortos de mente pueden pensar que en el estado ignorarían la investidura del presidente de la República y su opinión para elegir al perfil que sustituiría a Miguel Barbosa.

La unción de Sergio Salomón Céspedes no solo fue una decisión de Estado con la aprobación de Palacio Nacional, también fue el mejor homenaje para salvaguardar el gran legado de Miguel Barbosa.

Un legado que merece toda la continuidad posible.

Un legado que está asegurado en la figura de un hombre cercano, leal y comprometido con las causas que enarboló el exgobernador.

Como dice la canción del vocalista de Oasis, Noel Gallagher:

Please, brother, let it be.

Life on the other hand won’t make us understand.

We’re all part of the masterplan.

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