Los negocios turbios de la clase política
¡Se acabaron las vacaciones de Semana Santa!
¡Se acabó la semana de reflexión!
¡Que arranque la semana de chismecitos poblanos para que el prójimo político no pierda la costumbre!
¿Qué les voy a contar para esta semana?
Pues resulta y resalta que en el PAN hay molestia con los ex dirigentes del partido.
Sí, me refiero a Augusta Díaz de Rivera y Marcos Castro.
¿Motivo?
Pues cuentan los que saben, que se dieron un bono de “gratificación” por terminar su atropellada dirigencia estatal. Sí esa presidencia que llevó a la debacle al partido en Puebla.
Algo así como una liquidación.
¿Los montos? Esos se los platicaré en los siguientes días.
Lo curioso del asunto, es que ese bono, al parecer fue para sus más allegados.
No fue un peso, no fueron dos, sino fueron varios pesitos.
Pero la historia no termina ahí.
Cuentan los que saben, que varios de esos trabajadores de confianza que recibieron su bono de fin de dirigencia, siguieron trabajando algunas semanas en la presidencia que hoy encabeza Mario Riestra Piña y Genoveva Huerta Villegas.
¡Ver para creer!
A raíz de eso, poco a poco, esos trabajadores de confianza, con el paso de los días, se fueron por voluntad propia.
Eso sí, se fueron con sus bolsillos llenos y todavía quieren más.
¿Por qué?
Pues ya empezaron a demandar a Mario Riestra Piña por despidos injustificados y, ahora están peleando su liquidación.
¿Quién autorizó el bono de fin de año?
Pues la respuesta es sencilla.
Cuentan que fue Augusta Díaz de Rivera como dirigente estatal del PAN.
Sin embargo, quien la presionó para dar ese flamante bono, fue Marcos Castro, ex secretario general y actual diputado del PAN.
¿Motivo? Pues el tesorero era mano derecha del hoy legislador.
Hasta aquí mi reporte.
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LA FRASE
Los ganadores nunca renuncian y los que renuncian nunca ganan”.
Vince Lombardi
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