El futuro para Claudia Rivera una vez que concluya su caótico gobierno municipal luce bastante desolador, por decir lo menos.
La alcaldesa de Puebla capital, catalogada como la peor presidenta municipal de todo el país, enfrentará su cuarto año, el más difícil para cualquier edil, sumida en conflictos políticos, legales y fiscales tras su corrupto paso por el Ayuntamiento de Puebla.
Enfrentada a muerte contra con el gobernador Miguel Babosa, enemistada con el que fue su grupo compacto de colaboradores como René Sánchez Galindo, Javier Palou, Armando Morales y Liza Aceves, y encapsulada en una burbuja llena de soberbia y rencor, Rivera Vivanco tendrá que emprender el camino largo al desierto sin ninguna esperanza más que la federación la salve de cualquier persecución en su contra por el quebranto al municipio, el abuso de autoridad y el encubrimiento de los muchos delitos que sus cercanos cometieron al interior de la Comuna.
Claudia Rivera está esperanzada que, desde el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, por intermediación de Claudia Sheimbaum, se le proteja para evitar que pise la cárcel tras su salida del Ayuntamiento de la Angelópolis.
Pruebas para incriminar no faltan en contra de la alicaída alcaldesa de Puebla, quien en apenas tres años se convirtió en uno de los personajes más repudiados de la capital casi al mismo tamaño que Mario Marín, Enrique Doger o Luis Paredes.
El anuncio del aplazamiento del tercer y último informe de trabajos de Rivera Vivanco al frente del Ayuntamiento poblano al día siguiente de la próxima visita de AMLO a la entidad agendada para el 4 de octubre no resulta fortuito ni mucho improvisado.
Y es que, la repudiada edil espera de manera urgente que López Obrador llegué al territorio poblano con algún chaleco antibalas que le permita sobrevivir los tres años largos que le esperan hasta el proceso sucesorio de Barbosa Huerta.
Muchas son las versiones que circulan en los pasillos de Morena en el sentido de que el presidente de la República, además de encabezar la mesa de seguridad con el gobernador del estado, de ofrecer su habitual ‘mañanera’ y visitar el municipio de Hauchinango, traerá una noticia, que podría ser un verdadero tanque de oxígeno para Claudia Rivera.
Algunas de las especies indican que López Obrador podría interceder por la deprimente alcaldesa frente a Miguel Barbosa a quien le pediría comprometerse a no perseguirla una vez que concluya su gestión el próximo 14 de octubre.
Una más apunta a que Andrés Manuel podría informarle a Barbosa Huerta sobre el nuevo cargo que asumirá Rivera Vivanco, que bien podría ser como súperdelegada del gobierno federal en Puebla o como subsecretaria federal de Segob, con Adán Augusto López.
La rumerología ha comenzado a crecer tras el anuncio de la nueva visita de AMLO a Puebla en las vísperas del final del desastroso gobierno de Claudia Rivera, quien ya solo espera que desde el gobierno federal le avienten un salvavidas para sobrevivir a su nado en mar abierto.
Lo que es cierto es que Rivera Vivanco poco a poco va perdiendo esa protección que desde la Ciudad de México se le brindó, pues en los próximos meses habrá una renovación total del Movimiento Regeneración Nacional, encabezada por Mario Delgado, quien planea fortalecer al partido desde la figura de los 16 gobernadores, Miguel Barbosa incluido pese a la estruendosa ruptura entre ambos, con los que cuenta el partido marrón.
La reingeniería del partido iniciará con un agresivo proceso de afiliación abierto en todos los estados para quitarle el control de los radicales de Morena como Bertha Luján, Alfonso Ramírez Cuellar, la propia Sheimbaun Pardo y Gabriel García, todos ellos, protectores de Claudia, y así empoderar a los mandatarios para que ellos sean los líderes morales del partido en sus estados y con ello ser los comandantes para la batalla presidencial del 2024.
Si AMLO viene a Puebla sin ninguna medicina que proteja a Rivera Vivanco su futuro político y su estatus legal estará prácticamente condenado, pero si el presidente anuncia su nuevo cargo es una señal clara que desde la federación estarán protegiendo a la peor alcaldesa en la historia de la Angelópolis.
La visita de López Obrador dentro de una semana, sin lugar a dudas, marcará el derrotero rumbo a la sucesión del barbosismo, pues las ‘pinches señales’ (Germán Sierra dixit) que podría dar ese día dejarán claro qué les depara a los enemigos del gobernador Barbosa, Rivera Vivanco implícita, rumbo a la segunda mitad de su gobierno.
¿Traerá López Obrador a Puebla un salvavidas para Claudia Rivera o al fin la dejará ahogarse sola tras el tremendo daño que le ocasionó a Morena en las últimas elecciones?
Se aceptan apuestas.
Esperemos que los manifiestos de la 4T se cumplan y que la impunidad lopezobradorista no haga de las suyas en Puebla capital.
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