Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
Bien sentados en sus sillas se quedaron los odiadores y opositores del gobernador Miguel Barbosa, quienes esperaban que el mandatario fuera excluido de la designación de los 26 candidatos a diputados locales de la alianza Morena-PT, la cual lo favoreció al llevar mano en 20 nominaciones para sus alfiles que pelearon por llegar a la LXI Legislatura del Congreso del estado.
Durante meses los voceros y las plumas pagadas por las Claudia Rivera, los Fernando Manzanilla, los Alejandro Armenta y las Genoveva Huerta nos contaron el inverosímil cuento de que la segunda mitad de la administración de Barbosa Huerta sería un tormento, pues los integrantes de la Banda de los Conejos tomarían el control del Congreso local, a través sus delfines y enviados para someter al gobernador del estado.
Los niños cantores de Los Conejos, quienes en el pasado fueron las foquitas aplaudidoras del siniestro Rafael Moreno Valle, juraron que Manzanilla Prieto y Huerta Villegas ya tenían en la bolsa una curul en la siguiente legislatura poblana y desde ahí buscarían descarrillar al gobierno barbosista rumbo a su sucesión al frenar las reformas y leyes enviadas desde Casa Aguayo, además de condicionar la aprobación de sus cuentas públicas.
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Nada de eso pasó.
“La Jefa Geno”, como era de esperarse, prefirió largarse a la Ciudad de México al agandallarse la pluri federal asignada al panismo de Puebla para así enfrentar los procesos judiciales, que aún siguen abiertos, por enriquecimiento ilícito; mientras que “El Conejo Mayor” Manzanilla también optó por exiliarse otros tres años en la Cámara de Diputados al amarrar la primera posición de la lista de representación proporcional del partido de extrema derecha Encuentro Solidario.
Lo que sí pasó es que la lógica al fin llegó a la mesa política de negociación de Morena en Puebla, pues decidieron que casi todos los abanderados en los distritos locales serán gente cercana al gobernador Barbosa.
Los otros seis, destinados a la derrota, son los delfines de Claudia Rivera y Alejandro Armenta, “la mano que mece la cuna” en el proceso interno de selección de candidatos del Movimiento Regeneración Nacional, quienes se hundirán junto con la alcaldesa con licencia aferrada y obsesionada a la reelección.
Así, el grupo que acompañó a Miguel Barbosa en las victorias del 2018 y del 2019 se perfilan a conservar su mayoría, sin ser absoluta, en el Congreso del estado a pesar de todas las conspiraciones y traiciones que el gobernador de Puebla ha sufrido a lo largo de sus dos primeros años y medio al frente del estado.
De hecho, fue el propio mandatario poblano quien en una entrevista previa pronosticó que la próxima legislatura estará caracterizada, como nunca antes, por ser plural y sin un grupo hegemónico.
En el caso que sus 20 candidatos a diputados locales salgan avante el 6 de junio, el gobernador Barbosa solo necesitará buscar alianzas políticas con un legislador ajeno a su partido para conseguir que sus reformas y leyes más importantes que marcarán el derrotero de la segunda mitad de su gobierno sean aprobadas por el pleno del próximo Congreso.
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Y es que, si algo ha caracterizado al mandatario poblano a lo largo de su carrera política es su capacidad de negociación y de conseguir acuerdos como así lo hizo a su paso por la dirigencia nacional del PRD, por la Cámara baja del Congreso de la Unión y por la presidencia del Senado de la República.
Para nadie es un secreto que Barbosa Huerta ya ganó a un gran aliado, con un peso específico bastante importante, con la futura llegada de Jorge Estefan Chidiac al Congreso del estado en la próxima legislatura. El priista, quien encabeza la lista plurinominal local del tricolor, logró componer su relación con el gobernador luego de que Fernando Manzanilla lo ‘grillara’ para que no fuese ratificado en el cargo como secretario de Finanzas en la actual administración estatal.
Tampoco se puede perder de vista lo que pase con los candidatos a diputados locales de Fuerza Social por México y de Redes Sociales Progresistas, partidos de nueva creación a nivel local y nacional, que, sin duda, se alinearon con los intereses del gobernador de Puebla.
Hasta en el propio PAN, Miguel Barbosa, a través de una sana relación que mantiene con Eduardo Rivera, puede conseguir buenos aliados para garantizar la gobernabilidad y el buen camino de su gestión en los últimos tres años que le restan y para preparar así una transición pulcra y sin contratiempos.
Reitero: quienes querían ver dominado al gobernador poblano al no controlar el Congreso local, que sigan esperando en sus sillas.
Y si no se han enterado, el régimen morenovallista, acostumbrado a esas prácticas dictatoriales, se acabó desde hace mucho.
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Aun sin un Congreso con mayorías absolutas, Miguel Barbosa avanzará firme para la segunda mitad de su gobierno.
Los Conejos y sus voceros se olvidan que nadie le dice que no al gobernador.
Ya siéntense, señores, se van a cansar de tanto esperar.