Un informe con olor a funeral

Y la “pinche señal” no llegó.

La semana de su tercer y último informe como presidenta municipal no pudo empezar peor para Claudia Rivera.

La alcaldesa está más sola que nunca.

Los resultados del 6 de junio fueron una cachetada de realidad que golpeó a Rivera Vivanco como un tres que viaja a toda velocidad.

La repudiada edil es la persona más tóxica para el Movimiento de Regeneración Nacional en Puebla rumbo a los comicios del 2024.

Ya nadie quiere acercarse a Claudia Rivera, quien está convertida en una verdadera marginada en los últimos días que le quedan en el Ayuntamiento de la Angelópolis.

Ya ni en el gobierno federal meten las manos por ella.

Y es que, la visita de Andrés Manuel López Obrador por territorio poblano demostró que la alcaldesa capitalina es vista ya en Palacio Nacional como un lastre para Morena en la entidad.

Nada parecido a lo que sucedió en la última mesa de seguridad que tuvo como sede la ciudad de Puebla el pasado 18 de junio del 2020 cuando Rivera Vivanco sí fue invitada de última hora por el entonces secretario de Seguridad Alfonso Durazo a participar en esta reunión a la que no estaba convocada de inicio.

Cómo cambiaron tan rápidos las circunstancias tras los comicios intermedios de junio.

Rivera Vivanco perdió la sonrisa santurrona y el tonito burlón con el que salió del Charlie Hall en la búsqueda de su imposible reelección.

La soberbia sigue, pero como mecanismo de defensa para evitar ver la realidad tan oscura en la que ha caída la mujer que pudo ser, pero no decidió no serlo.

Este martes, Claudia Rivera estará frente a los poblanos por último ocasión para rendir cuentas de su trabajo al frente del Ayuntamiento capitalino, con la pesada losada del deber no cumplido.

La alcaldesa pensó llegar a esta fecha con algún chaleco antibalas entregado por López Obrador para sobrevivir su cuarto año y su camino al desierto, que luce bastante desolador y tortuoso.

El salvavidas no llegó para Claudia Rivera y AMLO no tuvo ni la cortesía de invitarla a la reunión con el gobierno del estado para tratar los avances del combate a la delincuencia en la entidad.

Es más, el presidente de México tras el desaguisado en Huauchinango llegó con una bolsa llena de halagos para el gobernador Miguel Barbosa, quien se ha destacado como un gran aliado en la estrategia de seguridad de la federación y la coordinación con los estados.

López Obrador llenó de reconocimientos y solo tuvo palabras de agradecimiento para Barbosa Huerta.

El nombre de Rivera Vivanco no figuró en ninguna de las muchas frases que AMLO le dedicó a Puebla, a su mandatario y a sus circunstancias.

Mucho menos se presentó la noticia de un futuro nombramiento como superdelegada de la federación en Puebla o como nueva integrante del gabinete ampliado de López Obrador.

Nada.

La repudiada alcaldesa encabezará su último informe sola en su soledad, con una sonrisa rota y con los ojos llenos de lágrimas por los días complicados que le esperan una vez que salga del gobierno municipal para ser recordada como la peor edil en la historia de la capital.

Superar el caos que deja Claudia Rivera será una empresa titánica para los próximos presidentes municipales.

Luce bastante difícil que alguien lo pueda hacer peor que la nacida en la Barrio de San Miguelito.

El tercer informe de Rivera Vivanco tendrá un olor a incienso y cempaxúchitl a unos días de iniciar con la celebración de los Santos Muertos.

Un informe con olor a funeral.

La última misa de cuerpo presente de Claudia antes de que inicie su descenso al infierno.

Un final digno para la peor alcaldesa en la historia de Puebla.

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