Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
Durante su oscuro régimen de casi una década en la que dominó Puebla, existió un reducto al interior del panismo que el siniestro Rafael Moreno Valle nunca logró dominar ni mucho menos someter: el yunque.
Por más que los impresentables Francisco Fraile, Pablito Rodríguez Regordosa, Franco Rodríguez y Gerardo Maldonado se arrojaron a los brazos de Moreno Valle tras venderle caro su amor, el expriista jamás pudo controlar a este grupo, que tiene en Eduardo Rivera a su líder moral desde hace más de 10 años.
¿Por qué el morenovallismo siempre terminaba aliándose al grupo de Rivera Pérez si tanto lo despreciaba y minimizaba?
¿Cuál era la necesidad de intentar fallidamente aniquilar a Rivera y al yunque si eran accesorios que no tenían ningún peso electoral?
Tras abandonar el barco tricolor ante su inminente hundimiento en el 2006 en medio del affair entre Mario Marín y Lydia Cacho, Moreno Valle encontró refugio en Acción Nacional para continuar con su ascenso al poder, el cual comenzó a trazar desde su estadía en la Secretaría de Finanzas en el sexenio de Melquiades Morales.
Sobra decir que el fallecido gobernador utilizó los colores y siglas panistas para llegar a Casa Puebla en el 2010 para después gobernar con el manual del Revolucionario Institucional, el cual tenía como premisas principales la intolerancia, la perversión y la corrupción.
En una brillante entrevista con Revista Proceso, el ex líder estatal del partido Juan Carlos Mondragón advirtió sobre los peligros que Rafael era no sólo para el panismo, si no, para todo Puebla.
Nadie le hizo caso.
También es cierto que antes de la oscura era morenovallista, el panismo poblano era un partido que jamás había logrado derrotar al tricolor en una elección gubernamental.
Pero, lo que tampoco se menciona es que el PAN “ganaba hasta con un burro” en los comicios sucesorios de Marín Torres, aunque algunos adictos al hoy extinto mandatario poblano lo ensalcen como el gran artífice de la alternancia en Puebla, la cual se logró gracias a la exoneración del ‘góber precioso’, quien prometió al entonces presidente Felipe Calderón y la infame Elba Esther Gordillo entregar el poder en la entidad antes que pisar la cárcel por el caso Cacho.
Para nadie es un secreto que en ese año se dieron las primeras consertaciones entre Moreno Valle y Eduardo Rivera, quien por primera vez sería el candidato del PAN a la presidencia municipal de Puebla capital y el priista abanderaría al albiazul en todo el estado.
Para muchos, Lalo Rivera llegó al Ayuntamiento de la Angelópolis gracias al empuje del morenovallismo, pero la realidad es otra.
El marismo cavó su propia tumba.
Ya en el poder, Moreno Valle intentó, por todas las vías, someter a Eduardo Rivera y a los verdaderos panistas tradicionales, quienes jamás le rindieron pleitesías ni tampoco se dejaron intimidar por el tirano priista.
(Si hoy Claudia Rivera se victimiza al asegurar que es la alcaldesa más observada y vigilada en la historia de Puebla sólo hay que recordarle por todo lo que pasó Rivera Pérez durante su gobierno municipal y en su camino al desierto).
Tras su salida de la Comuna capitalina y luego de signar un pacto de civilidad con Tony Gali, las embestidas del morenovallismo en contra de Rivera Pérez continuaron a tal grado de intentar quitarle hasta su patrimonio y el de su familia.
Pero, las elecciones del 2018 llevaron otra vez a Lalo Rivera y a Moreno Valle a coexistir para evitar que las consecuencias del tsunami de Andrés Manuel López Obrador fueran mayores. Sin otra carta fuerte en la capital y con puros liliputienses en su grupo compacto, el siniestro Rafael no tuvo más opción que frenar todos los procesos judiciales y administrativos en contra del ex alcalde a quien necesitaba como candidato de nueva cuenta en la Angelópolis.
Y es que, Rivera Pérez era el único panista que aseguraba los votos necesarios para cuadrar el fraude electoral que Moreno Valle orquestó para imponer a su esposa Martha Erika Alonso en los sangrientos y violentos comicios de hace tres años.
Insisto, si para Rafael Moreno Valle “los panistas no sabían ganar elecciones” ¿por qué recurriendo siempre a ellos en cada campaña?
La huelga de brazos caídos que los huérfanos y viudas de Rafael harán en los comicios del 6 de junio está en marcha.
Fernando Manzanilla ya dio la orden de dejar morir solo al candidato del PAN.
Será la primera vez que Lalo Rivera irá a un proceso electoral sin la sombra de Moreno Valle detrás suyo.
Eduardo Rivera cruza los dedos para que impongan desde México a Claudia Rivera para que la elección del 6 de junio sea un día de campo.
Si la sensatez si impone en el partido lopezobradorista y el candidato es Gabriel Biestro, prepárense para un verdadero choque de trenes.
Todo puede cambiar de aquí a inicios de abril.
¿El ex alcalde podrá vencer a la maquinaria de Morena que lo arrolló apenas tres años antes?
Veremos si el siniestro Moreno Valle tenía la razón.