En los últimos años, se ha observado un fenómeno intrigante y poco común en la historia de la humanidad: un aumento en la vibración de la Tierra.
Este aumento ha llevado a un creciente interés en la Resonancia Schumann, un fenómeno natural que se produce en la atmósfera terrestre y que ha experimentado un considerable incremento en los últimos tiempos.
Sin embargo, este aumento podría tener algunos impactos negativos en los seres vivos altamente sensitivos.
La Resonancia Schumann, nombrada en honor al científico alemán Winfried Otto Schumann, es un conjunto de frecuencias de ondas electromagnéticas que existen en la cavidad formada entre la superficie terrestre y la ionosfera. Estas frecuencias, que se generan principalmente por las descargas eléctricas en la atmósfera, actúan como una guía de ondas.
Las frecuencias principales de la Resonancia Schumann son aproximadamente 7.83, 14.3, 20.8, 27.3 y 33.8 hercios (Hz), siendo la frecuencia de 7.83 Hz, conocida como la frecuencia de Schumann, la más predominante y considerada la resonancia principal. Durante muchos años, estas ondas se mantuvieron en 7.8 Hz, vibrando en la misma frecuencia que las ondas cerebrales de los seres humanos y mamíferos.
Sin embargo, en los últimos ocho años se ha observado un aumento significativo en la resonancia pasando de 7.8 Hz a 120 Hz y registrándose incluso más incrementos. Este cambio repentino ha llevado a algunas investigaciones a sugerir que la resonancia se está acelerando en el tiempo, lo que podría alterar la percepción del tiempo en los seres humanos. Se ha planteado la hipótesis de que ya no estamos viviendo 24 horas al día, sino solo 16 horas.
Los efectos de este aumento en la Resonancia Schumann pueden afectar el estado anímico, mental y emocional de las personas, causando malestares como mareos, dolores de cabeza, dolor de espalda, dolor estomacal, fotofobia, depresión, presión arterial alta, trastornos del sueño, e incluso se ha especulado sobre posibles daños en la flora y fauna, así como un aumento en la incidencia de cáncer.
Los expertos señalan que los seres humanos son susceptibles a las frecuencias de onda de todo tipo, ya sean altas o bajas, como las ELF (Frecuencias Extremadamente Bajas, por sus siglas en inglés).
Recomiendan tomar medidas para contrarrestar los posibles efectos negativos, como meditar, mantener una alimentación saludable, beber agua y equilibrar los chakras.
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Foto: Curadas.com
