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Los dentistas y otorrinolaringólogos son especialistas que también merecen cuidados ante la pandemia del coronavirus, pues literalmente «se meten a la boca del lobo».
Por ello, científicos de la Universidad de Cornell, en Nueva York, están desarrollando un casco transparente y desechable, que retiene las microgotas de saliva que se disparan cuando los pacientes hablan, tosen o estornudan.
Se tratan de unos cascos similares a los de un astronauta, se conectan a una bomba que crea un flujo de aire inverso, que gira alrededor de la cabeza, garantizando que cualquier gota de saliva posiblemente infectada, quede atrapada en el aire que ingresa a través de un compartimiento que se conecta en la boca.
A su vez, el casco está sellado con una carcasa transparente de un milímetro de espesor, el cual permite cubrir el área de la cabeza y el cuello del paciente, a excepción de una pequeña compuerta que permite el acceso a la boca.