Cada año, los mexicanos adornamos nuestras ofrendas con la tradicional flor de cempasúchil para guiar a nuestros difuntos al mundo terrenal durante el Día de Muertos, pero ¿Sabías que nuestros ancestros les daban otros usos además de colocarla en los altares?
Desde la época prehispánica, nuestros ancestros empezaron a usar esta flor con fines medicinales y gastronómicos durante los meses de septiembre y noviembre, fechas en las que comenzaba a florecer en los campos del país.
En aquellos tiempos, descubrieron que la también conocida como flor de los 20 pétalos, servía para tratar ciertos padecimientos como combatir los parásitos, problemas hepáticos, afecciones del estómago y enfermedades respiratorias.
Con el paso de los años, fueron más los beneficios descubiertos sobre el uso de esta planta, pues actualmente durante la temporada de su cosecha, los médicos la recomiendan para tratar problemas de la piel, controlar ataques epilépticos, combatir la diabetes o reumatismo e incluso para tratamientos contra el cáncer.
En temas de gastronomía, la flor de cempasúchil se puede utilizar para hacer sopas o cremas, ensaladas y guisados, sin embargo, no debes ponerla a cocer porque su sabor se amarga.
Actualmente es más utilizada para cocinar postres, bebidas dulces, helado, pan, o adornos en repostería e infusiones. Esto último es una de las presentaciones para tratar padecimientos físicos.
Entre las bebidas que se comercializan a nivel nacional derivadas de esta flor son: el pulque, frappes, malteadas e incluso mezcal.
De acuerdo con varios historiadores, en la época prehispánica se utilizaba para pintar telas que después eran utilizadas como ropa o para escribir con ella sobre papel o paredes.
¿Conoces algún otro uso de la flor de cempasúchil?
En Puebla se produce el 76 por ciento del total de flor de cempasúchil a nivel nacional.
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Fotos: Gran Angular / @AngularAgencia