Orgías, asesinatos y espías: la otra historia que sacude los muros de la Santa Sede
Tras los muros de la Santa Sede, donde se predica la santidad y se canoniza a los santos, se esconde también un legado complejo, cargado de controversias, secretos y episodios que contrastan con el ideal moral que la Iglesia Católica defiende ante más de mil 400 millones de fieles en todo el mundo.
“La Iglesia es santa, pero está hecha de pecadores”, citó recientemente el historiador Martin Dumont al recordar una homilía del papa Benedicto XVI.
Una frase que cobra vigencia cada vez que salen a la luz escándalos sexuales, financieros o de poder que han manchado la historia del Vaticano.
Heridas del siglo XXI: abusos y corrupción en la Santa Sede
Uno de los desafíos más urgentes que hereda el próximo pontífice será continuar el camino trazado por el papa Francisco en materia de verdad, justicia y reparación para las víctimas de abusos sexuales cometidos por miembros del clero.
Este flagelo, considerado el más grave del presente siglo dentro de la Iglesia, obligó a la institución a mirarse a sí misma con crudeza.
Además de los abusos, el papa argentino también arremetió contra el poder económico desmedido en la Curia Romana.
Bajo su liderazgo, el Vaticano emprendió una histórica cruzada contra la corrupción interna, la cual llevó incluso a los tribunales vaticanos a uno de sus más altos representantes: el cardenal italiano Angelo Becciu.
Acusado de malversación de fondos y otros delitos financieros, Becciu representa la decadencia de un modelo de poder que operó durante siglos sin rendición de cuentas. A raíz del escándalo, este martes anunció su renuncia a participar en el próximo cónclave.
Entre historia y escándalo: los pasajes oscuros del Vaticano
Los pecados institucionales del Vaticano no son nuevos. Desde hace siglos, episodios de lujo, abusos de poder, nepotismo y hasta crímenes han acompañado a la historia de los papas.
Durante el siglo X, por ejemplo, el papa Juan XII fue señalado por convertir el Palacio de Letrán en un harén. Más adelante, en el Renacimiento, Alejandro VI —el infame Rodrigo Borgia— organizaba fastuosas orgías palaciegas mientras beneficiaba a su familia con privilegios eclesiásticos y riquezas.
Las dinastías papales, como los Médicis o los Pamphili, ejercieron el poder más como monarcas que como líderes espirituales.
“El nepotismo fue uno de los grandes males de aquella época”, recuerda un alto prelado romano, bajo condición de anonimato. “Los papas del Renacimiento eran guerreros y estrategas políticos antes que pastores”.
Crimen, espionaje y finanzas turbias
La historia reciente tampoco ha sido ajena a misterios sin resolver. En 1982, el escándalo del banco Ambrosiano —entidad ligada al Vaticano— reveló nexos con la mafia y blanqueo de dinero.
Su director, Roberto Calvi, apareció colgado bajo un puente en Londres, un caso que aún hoy despierta dudas.
En 1998, el comandante de la Guardia Suiza, Alois Estermann, fue asesinado junto a su esposa en su residencia dentro del Vaticano. Su agresor, también miembro de la Guardia, se suicidó poco después. ¿Un crimen pasional? ¿Espionaje? La verdad nunca fue completamente aclarada.
Estos episodios, entre muchos otros, siguen chocando con el estricto discurso moral de la Iglesia, que exige a sus fieles una conducta intachable. Una contradicción que ya en el siglo XVI denunció Martín Lutero, desencadenando la Reforma protestante.
Una institución en constante purificación
A pesar de los escándalos, la Iglesia Católica sigue siendo una de las instituciones más influyentes del planeta. Pero sus sombras no pueden ser ignoradas.
Como alguna vez dijo el papa Francisco: “Reformar el Vaticano es como limpiar la Esfinge de Egipto con un cepillo de dientes”.
