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Con uniformes a rayas, protegidos por tapabocas, guantes y anteojos, los presos de una cárcel de El Paso, Texas, colaboran con funcionarios de la morgue local, desbordados por la afluencia de cadáveres.
Los internos reciben 2 dólares por hora por trasladar los cuerpos a media docena de remolques refrigerados instalados fuera de la oficina forense de El Paso, luego de que la morgue de esta localidad del estado de Texas se quedó sin espacio.
“Si no hay personal, nadie que ayude, y existen voluntarios, aunque se trate de detenidos, entonces esa es la única opción que nos queda”, dijo a un canal de televisión Ricardo Samaniego, un alto funcionario del condado de El Paso, fronterizo con Ciudad Juárez, Chihuahua.