Desde que el COVID llegó al país, cada mexicano lo ha afrontado de una forma diferente, algunos siguieron su vida normal como si nada pasara, y otros se aislaron por completo, tal es el caso de Alejandra, quien lleva sola sin salir de su casa en Tepoztlán desde hace 22 meses.
Alejandra era una publirelacionista de 42 años que vivía en la Ciudad de México cuando el caos de la pandmia comenzó, y al padecer una comorbilidad, decidió aislarse por completo.
En una entrevista para La Opinión, narró que hace años adquirió una casa de descanso en Tepoztlán debido a lo pintoresco del pueblo y la cercanía con la CDMX.
Al comenzar la pandemia y quedarse sin trabajo, decidió dejar de pagar la renta de su departamento en la ciudad y mudarse a su propia casa para ahorrar dinero, lo que al principio le ayudó bastante.
Pero con el paso de los meses, el aislamiento total, debido a que la persona más cercana vivía a tres kilómetros, y la falta de trabajo o distracciones le provocó depresión.
“Al principio disfrutaba estar sola entre los árboles de peras, pero, de pronto me empezaron a abrumar los sonidos del campo: los pajaritos, el viento, los borreguitos, las cabritas, el sacudir de los árboles y entonces fue cuando dije: algo está mal y recurrí a ayuda”.
Al no contar con familia cerca de donde ella radica y solo vivir con sus perritos, no contar con supermercados o tiendas para adquirir comida o chatarra, Alejandra bajó al menos 20 kilos durante estos dos años.
Tuvo que pedirle ayuda a sus hermanos para tener que comer y como alimentar a sus perritos durante un tiempo, debido a que se quedó sin ingresos ni ahorros.
Durante estos 22 meses no ha salido de su casa mas que para comprar provisiones y solo ha recibido la visita de tres personas, pues algunos de sus clientes la contactan directamente por correo o redes sociales.
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