Miguel Barbosa Huerta y Eduardo Rivera Pérez mostraron abiertamente la camaradería con la que buscarán rescatar a la ciudad de Puebla después de tres años de ocurrencias.
El Centro Expositor, fue el escenario de este pacto de cordialidad, entre estos dos niveles de gobierno que por tradición son antagónicos. Históricamente, el residente de Palacio Municipal y el de Casa Aguayo tienen una relación tortuosa: Bartlett-Hinojosa, Marín con Doger y Blanca, Rafael Moreno Valle-Lalo Rivera y hasta al propio Barbosa con Claudia.
Ahora el escenario es distinto. Lalo Rivera tendrá el respaldo del gobernador, lo que no ocurrió en su primera gestión, y Barbosa tendrá la coordinación del Ayuntamiento de Puebla, lo que no ocurrió en la primera mitad de su gestión.
Personajes reconocidos del PAN, PRI y PRD como Felipe Calderón, Margarita Zavala, Josefina Vázquez Mota, Miguel Ángel Osorio Chong, Miguel Ángel Mancera y Jesús Zambrano fueron los testigos de este pacto.
Lalo Rivera presentó el plan para “Corregir el rumbo”, como rezaba su slogan de campaña. A Miguel Barbosa le tocó ratificar que será el principal aliado para cumplir las acciones de los próximos 120 días.
En política dicen que forma es fondo, y el discurso del gobernador lo confirmó. Tres, fueron los momentos claves:
“De Eduardo Rivera solo puedo decir que es un hombre excelente. Político experimentado. Lo conozco hace 21 años, cuando fuimos diputados (federales) juntos”.
El segundo momento:
“Yo voy a estar del lado del Ayuntamiento. Ya lo hemos hablado”.
Y el tercero y más contundente:
“Te espero esta semana, Lalo, porque así nos hemos llamado por tres años: Miguel-Lalo, para que establezcamos rutas de trabajo”.
En medio del protocolo se dieron tiempo de bromear. La polémica concesión del agua y las pláticas que han tenido, fueron el pretexto. —No las menciona porque le da miedo el tema, lanzó Barbosa.
Lalo Rivera se río y lo señaló, pero nadie entendió lo que dijo, hasta que el gobernador explicó: —Dice que es mío. Sí es mío, pero también es de él, dijo entre risas.
Así se presentó públicamente la dupla Miguel-Lalo, antagónicos en ideología política, uno emanado de la izquierda y el otro de derecha, pero ambos con la revancha de concretar el progreso de la cuarta ciudad más importante de México.
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