La cultura de Puebla se distingue por sus múltiples leyendas que le dan magia a la capital, una de ellas es la casa del perro, ubicada en la calle 3 Sur y avenida 9 Poniente, en el Barrio de Santa Inés, donde un canino de barro vigila la ciudad desde las alturas.
La estatua del animal fue colocada en el Siglo XVIII, por Don Juan de Illescas proveniente de España, como una ofrenda de agradecimiento por un hecho que le permitió amasar su fortuna.
Don Juan se dedicaba al comercio de esclavos chinos y llegó junto con su familia a vivir entre los católicos residentes, sin embargo, poco después descubrieron la mentira sobre sus orígenes, incluso su nombre real que era Isaac Sefarad.
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Al enterarse de este hecho, el inquisidor local lo arrestó de inmediato y lo llevó a un calabozo como castigo, dejando en la casa a la mujer junto con su única hija.
Esa misma noche, a Don Juan se le apareció en sueños un perro fantasmal, cuyos ojos brillaban y con señas le indicó que lo siguiera hasta el patio, ahí.
Don Juan vio una luz que salía entre las lajas y que al romperlas para descubrir qué había en el interior, encontró el cadáver de un perro con un cartel que decía: “Al único amigo que tuve”, debajo de él había un cofre lleno de oro.
Algunos pobladores cuentan que Don Juan logró escapar esa misma noche de la cárcel, mientras su esposa escapó de la inquisición junto con su hija a bordo de una carreta.
Esto es totalmente inusual, por lo que especulan que la mujer compró con el oro al inquisidor para que dejara escapar a su esposo.
Desde el momento de su partida nadie los volvió a ver, sin embargo, la estatua de la casa del perro se quedó para vigilar la zona.
El “aperramiento” de los conquistadores
Otros vecinos cuentan que la casa perteneció a uno de los conquistadores españoles que dominó Tepeaca, quien usaba grandes y feroces perros entrenados para atacar a los indígenas que se acercaran, pues el “aperramiento” era una de sus diversiones favoritas.
Otros apuntan que la estatua estaba hueca y dentro de esta fue encontrado un tesoro en monedas de oro y por eso la mantuvo en ese lugar para no despertar sospechas.
Durante el terremoto del 19 de septiembre de 2017 se cayó la imagen de la casa del perro, pero tras una colecta, los vecinos adquirieron un can de barro y lo colocaron.
Fotos: Jafet Moz