Jacqueline Steffanoni / @jacquelinesteff
En plena crisis sanitaria, la familia Torres Trejo está a punto de perder su casa y su fuente de ingresos, ya que sus nuevos caseros quieren quitarles el espacio en el que han vivido por más de 10 años y en donde venden antojitos para tener ingresos.
A inicios del 2010, la señora Ruth Torres y su familia llegaron a vivir al barrio de Analco, en la esquina de la 14 Sur y la 9 Oriente, donde firmaron contrato con la señora Gloria Guevara, dueña del inmueble.
En este espacio, pusieron un negocio de comida en el que venden cemitas de cabeza y caldos, el cual es muy conocido por varios vecinos y personas externas a la colonia, quienes antes de la pandemia, solían visitar con frecuencia este pequeño restaurante y disfrutar de su gastronomía. Sin embargo, llevan semanas con las ventas demasiado bajas.
Por este motivo, no han podido pagar los últimos dos meses de renta, situación que es la primera vez que les pasa desde que empezaron a vivir aquí.
La señora Gloria Guevara, la arrendataria, es una mujer mayor, tiene 80 años y nunca se casó ni tuvo hijos, razón por la cual decidió heredarle la mitad de su casa a una de sus sobrinas.
Ella, junto con su esposo, se están encargando de hacerle la vida imposible a doña Ruth, ya que no les importa si no tienen ingresos u otro lugar donde vivir, solo quieren que se vayan.
La señora Ruth relató cómo empezó su calvario: durante varios años, un sobrino de la señora Gloria se encargaba de pasar cada día 5 de todos los meses para cobrar la renta, pero un día, Oscar, esposo de la sobrina de Gloria, llegó y dijo que a partir de ese día él se encargaría de recoger el dinero.
Meses después, iniciando la pandemia en México, la sobrina y Oscar les pidieron que desalojaran la mitad de la casa temporalmente para poder darle mantenimiento por partes al inmueble.
Sin embargo, después les dijeron que tenían que desalojar la casa por completo, y doña Ruth pidió tres meses para poder encontrar otro lugar para vivir.
Aproximadamente el 24 de abril, los nuevos caseros mencionaron que no los podían seguir esperando y que ya desalojaran, exigiendo el pago de la renta a pesar de conocer que las ventas habían bajado considerablemente.
La familia Torres Trujillo tuvo que pedir un préstamo para poder rentar una nueva casa en la cual pudiera vivir la señora con sus hijos, nietos y mascotas, y poder pasar sus muebles antes de que Oscar los obligara nuevamente a salirse de la casa.
Por esta situación, doña Ruth se vio delicada de salud por la acumulación de preocupaciones que tenía, y tuvo que ser hospitalizada porque sus niveles de azúcar se elevaron alarmantemente a causa de su diabetes.
El jueves 7 de mayo, sin previo aviso, llegaron los albañiles y empezaron a tirar los techos de la mitad de la casa correspondiente de los sobrinos de doña Gloria, sin importar que aún había cosas adentro; por esto, la familia Torres tuvo que retirar sus pertenencias de entre los escombros.
Actualmente aún pueden quedarse en la mitad de la casa que tiene el restaurante y unas habitaciones, pero la preocupación de que pronto les pidan desalojar esa parte está presente, y la señora Gloria no ha hecho nada para intentar que sus sobrinos no presionen más a la familia por dejar su hogar.