CRÓNICA: Las tres explosiones que sacudieron a San Pablo Xochimehuacan

Era la 1 de la madrugada del 31 de octubre. Mientras en muchos puntos de la ciudad de Puebla celebraban la Noche de Brujas, en San Pablo Xochimehuacan estaban a punto de vivir una verdadera historia de terror.
En la esquina de las calles Gasoducto e Industria, huachicoleros ordeñaban una toma clandestina de gas LP, en donde tenían una pipa y cilindros para rellenar.

El robo se salió de control y Xochimehucan fue invadido por una nube de neblina tóxica. El gas se encontraba en el ambiente y solo era cuestión de minutos para que la tragedia llegara.
Los delincuentes huyeron y dejaron la vida de los pobladores pendiendo de un hilo.
En medio de la madrugada, alguien percibió el fuerte olor a gas y poco a poco avisaron a sus vecinos.
Algunos salieron de sus casas y al ver el gas por todos lados, dejaron su hogar y huyeron lo más lejos posible. En su andar, dietaron y tocaron puertas para despertar a más personas.

Otros llamaron por teléfono y mandaron mensajes de Whatsapp con el llamado a evacuar.
A la 1:34 de la mañana, el 911 recibió la primera llamada de emergencia. A partir de ahí comenzó una cuenta regresiva para evacuar a más personas.
Dos mil personas fueron trasladas a zonas seguras y albergues habilitadas. Muchas se quedaron en gasolineras o en medio de la vía corta a Santa Ana.
A las 2:50 ocurrió lo inevitable: la primera explosión por el gas acumulado.
Los vecinos que aún no dejaban la zona vieron volar todo a su alrededor.

Las ventanas de las viviendas en San Pablo Xochimehuacan se rompieron como hojas de papel. Los zaguanes volaron a pesar de su peso. Estructuras y paredes se desmoronaron como migajón.
La gente que aún permanecía en sus casa salió por donde pudo. Algunas brincaron de azotea en azotea para ponerse a salvo.
Después llegaron dos explosiones más. La tercera fue brutal y despertó a casi toda la Angelópolis.
Como dice el dicho, la tercera es la vencida, con la última exposición Xochimehucan fue dañado en su estructura.

Más de 50 viviendas colapsaron. Las fotos y videos de la tragedia circularon por redes sociales. Nadie daba crédito a la zona de guerra en la que se convirtió una de las partes más pobres de la cuarta ciudad más importante de México.
El trabajo de los bomberos fue heroico. Siguieron su instinto sacaron a la gente que estaba aturdida y entre los escombros buscaban heridos o muertos. A los animales no los dejaron atrás.
Todas las autoridades voltearon para apoyar. Aún de madrugada llegó el alcalde Eduardo Rivera, y por la mañana el gobernador, Miguel Barbosa Huerta. El presiente Andrés Manuel López Obrador condenó los hechos.

El primer saldo fue de 1 muerto y 15 heridos. Luego trascendió que una bebe recién nacida también perdió la vida.
La ciudad de Puebla vivió una de sus peores tragedias, de la mano de una actividad que se salió de control en la última década en el estado. Cuando despertamos, el huachicol seguía ahí.
Fotos: Gran Angular Agencia / @GranAngularAgencia



