Faltan 10 minutos para las 23 horas, el alcalde Eduardo Rivera junto con su esposa, Liliana Ortiz, esperan pacientes el arribo del gobernador Miguel Barbosa para el Grito de Independencia. Una camioneta Jeep blanca llega a la puerta de la sede del Ayuntamiento de Puebla.
Del vehículo baja el gobernador junto con su mano derecha, la señora Rosario Orozco Caballero y sus hijos. Lalo Rivera da un paso adelante y se topa de frente con el mandatario, se abrazan efusivamente, sellan su reconciliación.

Ambos, respetuosos, cordiales, emprenden el paso hacia el Salón de Cabildo del majestuoso Palacio Municipal de Puebla.
Barbosa se prepara con Charito para dar su cuarto Grito de Independencia desde el balcón principal. “Viva Miguel Hidalgo” “Viva los hermanos Serdán”, “Viva el genera Ignacio Zaragoza”, “¡Qué reviva Puebla!” concluye para tocar la campana. En total fueron 27 “vivas”.
Después viene la foto, ahí aparece Lalo Rivera, imposible no recordar como cuando Rafael Moreno Valle lo excluyó de la foto, a pesar de que era el anfitrión. El panista prefirió poner en su lugar a Javier Lozano.
La cordialidad política que los caracteriza hizo que dejaran atrás los acontecimientos recientes, que si el destape de Lalo Rivera a la gubernatura, que si los permisos del Tecate Comuna, que si la tala de árboles.
Miguel Barbosa volvió a Palacio Municipal a dar el Grito de Independencia, toda vez que el año pasado la ex alcaldesa Claudia Rivera Vivanco organizó su ceremonia.
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El cielo se ilumina de verde, blanco y rojo con la pirotecnia. Miles de poblanos que están en el zócalo observan con alegría.
Barbosa y Rivera conversan en la oficina del presidente municipal, ambos portan una cédula.

Minutos después emprenden el camino a Casa Aguayo para continuar la celebración de las Fiestas Patria.
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Llegan a Casa Aguayo, las personas que esperan el concierto de Alejandra Guzmán, notan buena relación entre el alcalde y el gobernador.
Gobernador y presidente municipal están en el balcón principal de Casa Aguayo, de su lado derecho, sus esposas, Rosario y Liliana. Cruzan algunas palabras, sonríen, ven atentos el espectáculo de fuegos artificiales, pero ahora desde la sede del Poder Ejecutivo.
Ocho minutos duró el show de pirotecnia. La clase política se concentró en la casona, desde el fiscal Gilberto Higuera, Héctor Sánchez, magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia, diputados locales y secretarios de Estado.
Como a la llegada al Palacio Municipal, el gobernador y el edil quedaron de frente y juntos ingresaron a Casa Aguayo.
Por: Roberto Hernández y Jacqueline Steffanoni.
