“¿Cuánto puede costar un cristiano? Lo pago”, fue la respuesta de Tomás Nieto a sus vecinos cuando le pidieron que sacará de Santiago Tenango su taller clandestino de pirotecnia ante el riesgo de una tragedia.
La noche del 6 de diciembre explotó la casa en la que trabajaba la familia Nieto Reyes. En el lugar murieron siete personas, incluidos dos menores de edad.
Una veintena de personas resultó lesionada. La mayoría iban en un autobús del transporte público que circulaba cerca de la vivienda. Solamente dos personas fueron trasladadas a un hospital ante la gravedad de sus heridas.
Paradójicamente, el cuerpo de Tomás Nieto de 70 años, fue el último que apareció entre los escombros.
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Los vecinos narraron que cerca de las 19:30 horas del 6 de diciembre, se escuchó la primera explosión en el taller en el que fabricaban “bombas chinas”.
Luego vino la segunda explosión que provocó el daño mayor. Al menos cuatro viviendas quedaron destruidas.
Durante tres horas tronaron los cohetones que tenían almacenados en la casa. Fue imposible entrar a salvar a las personas que se encontraban dentro.
Cuando los pobladores de Tenango, comunidad de Felipe Ángeles, lograron entrar, encontraron escenas desgarradoras, pues los cuerpos de las víctimas estaban desmembrados.
Hasta las 3 de la mañana del 7 de diciembre rescataron los cuerpos de seis personas. Por la mañana, encontraron los restos de Tomás.
Los vecinos expusieron que por varios años, esta familia se dedicó a trabajar clandestinamente la pirotecnia. Sus clientes, eran los mismos pobladores.
Algunos de ellos les pedían los cohetes para las fiestas patronales, los festejos que se llevaban en la comunidad y para los festejos de fin de año.
Varios vecinos pidieron sacar el taller que se encontraba entre varias casas, ante el riesgo de una explosión, tragedia que se concretó a unos días de terminar el 2021.