Santiago Xalitzintla, comunidad de San Nicolás de los Rancho, está acostumbrada a la constante actividad volcánica del Popocatépetl.
A una distancia de 12 kilómetros del cráter de Don Goyo, en la población con poco más de 2 mil 100 personas, se ven obligados a convivir con esta maravilla de la naturaleza.
Toña Marina Chachi ha vivido 63 años en Xalitzintla, y ha sido testigo de diferentes acontecimientos provocados por el coloso.
Toñita narró a ALMANAQUE uno de los desastres provocados por el volcán en 1994, el año en que despertó de su inactividad.
En compañía de su esposo viajaba por la carrera Cholula-Xalitzintla rumbo a la capital poblana a las tres de la madrugada.
Durante su viaje comenzó a caer una fuerte lluvia, y fue ella la que le avisó a su esposo que el chubasco estaba acompañando de ceniza. Esa fue la advertencia para regresar Xalitzintla.
Al llegar a la comunidad se percataron que vecinos y amigos evacuaban sus hogares por instrucciones Ejército Mexicano y Protección Civil.
Toñita y su esposo no fueron la excepción, y tuvieron que salir de la zona de riesgo por una posible explosión del Popocatépetl.
Esa noche durmieron acompañados de sus vecinos en un albergue montado, en el recinto ferial de San Pedro Cholula.
Por ello, están acostumbrados a la actividad de Don Goyo, inclusive no tienen miedo de que constantemente el cráter resuene y haga retumbar la tierra.
«Ya estamos acostumbrados, ya no tenemos miedo nosotros, porque ya lo vivimos y gracias a Dios no ha pasado nada».
Actualmente el estado de Puebla vive una contingencia a causa del Popocatépetl, lo que provocó que el semáforo de monitoreo se elevara a Amarillo Fase 3.