Cristales rotos, aceite, gasolina, restos de autopartes y el biberón de la pequeña Tania de 3 años, fue lo que quedó en la esquina de la 23 Sur, donde ella perdió la vida y horas más tarde José Feliciano, su padre, también murió, luego de que una unidad de la Ruta Azteca embistió el Chevy en el que viajaban.
Como todos los días, José Feliciano y su pequeña hija de dos años y 11 meses abordaron el vehículo Chevy de color gris para acompañar a su mamá Blanca Elizabeth a su trabajo como cajera en la tienda Chedraui de la sucursal Upaep.
A tan solo ocho calles de llegar a su destino, mientras circulaban por la 23 Sur con dirección a la Avenida Juárez, un cafre del transporte público, que conducía la unidad 48 de la Ruta Azteca se pasó el alto.
El vehículo de transporte público los impactó brutalmente. El sedan quedó prensado en un muro de contención habilitado por vecinos ante los accidentes constantes.
El auto dio varios giros antes de quedar estampado en la esquina del edificio donde se encuentra Química Sons.
El ruido del golpe alertó a los vecinos de la colonia Rivera de Santiago, quienes automáticamente llegaron para tratar de auxiliar a la familia y los pasajeros del transporte.
La primera en ser sacada del vehículo fue la pequeña Tania. Sin embargo, ya no contaba con signos vitales por lo que su cuerpecito quedó tendido por algunos minutos en el pavimento, mientras la gente trataba de sacar a sus padres, quienes quedaron prensados.
Tuvieron que llegar los elementos de Protección Civil con maquinaria para poder liberar a los padres de Tania, quienes inconscientes tuvieron que ser trasladados a un hospital para ser atendidos.
Mientras todo ello ocurría, de manera cobarde, el chofer de la unidad tomó sus pertenencias y huyó del lugar, sin importarle el estado de salud de ninguno de los pasajeros o de la familia a la que chocó.
Nadie vio para donde escapó, solo se sabe que este sujeto venía manejando a más de 80 kilómetros por hora en una zona altamente transitada, “pasándose los altos” a pesar de las llamadas de atención de los pasajeros.
La Fiscalía General del Estado (FGE) hizo el levantamiento de cadáver de la pequeña Tania, mientras que dos ambulancias trasladaban a sus padres al Hospital de Traumatología y Ortopedia.
Tan sólo tres horas después, José Feliciano murió debido a las graves lesiones que sufrió en la cabeza y tórax. Mientras que su esposa Blanca, se debate entre la vida y la muerte.
Solo un instante bastó para que la vida de esta familia diaria un giro de 180 grados, causado por la impertinencia de un chófer que no tuvo la valentía de hacerse responsable de sus acciones y prefirió huir.
Antes del deceso del padre, las autoridades de la capital señalaron que 12 personas resultaron lesionadas, tres de ellas de gravedad.
Policías municipales acordonaron la zona, mientras se llevaban a cabo los trabajos para mitigar cualquier riesgo existente, debido a la presencia de cristales y gasolina sobre el pavimento.
Pero los daños ya estaban hechos, muestra de ello fueron las condiciones en las que quedaron ambas unidades. El chevy quedó prácticamente como acordeón, mientras que la ruta se quedó sin medallón ni parabrisas.
Además de los restos de las autopartes, sobre un montón de arena quedó un biberón rosa con un poco de leche que Tania tomaba como desayuno y el cual quedó a la mitad.