Fotoreportaje: ¿Qué pasa con las tumbas olvidadas en los panteones de Puebla en Día de Muertos?
Aunque el Día de Muertos es una celebración que conecta profundamente a los vivos con sus seres queridos que han fallecido, existen tumbas olvidadas en los panteones de Puebla.
Y es que cada año los panteones de Puebla se llenan de ofrendas que honran a quienes ya no están.
Sin embargo, en medio de este emotivo tributo, existen tumbas olvidadas en los panteones de Puebla, sin flores ni veladoras que las iluminen, olvidadas, a menudo cubiertas de polvo y envueltas en el misterio de una vida pasada: invitan a reflexionar sobre el valor de la memoria.
El pasar de los años: Las tumbas olvidadas en los panteones de Puebla
En los panteones municipales de Puebla, la diferencia entre las tumbas visitadas y las olvidadas es notoria. Para muchos, el no recibir visitas ni ofrendas representa una desconexión que va más allá de lo terrenal.
¿La razón? Pues hay muchas: familias que se mudan, generaciones que no recuerdan o conocen a sus ancestros y, en algunos casos, la falta de información sobre la ubicación de una tumba, hacen que algunos lugares de descanso eterno se vuelvan invisibles.
Algunas tradiciones prehispánicas creen que aquellos difuntos que no son recordados viven en un estado de soledad espiritual, sin poder cruzar al plano de los vivos para recibir el cariño de sus seres queridos.
La tradición y las tumbas olvidadas en los panteones de Puebla
En algunas interpretaciones de la cosmovisión mexica, las almas que no son recordadas y que no reciben ofrendas enfrentan un destino de aislamiento. Según la mitología, aquellos que no son honrados con ofrendas ni altares quedan en una especie de «limbo» en el Mictlán, el inframundo mexica.
Las almas que no reciben ofrendas no pueden regresar al mundo de los vivos para disfrutar de los altares preparados en su honor, lo que significaba que no podían acceder a los beneficios espirituales.
En la mitología mexica, el destino de las almas después de la muerte variaba según cómo había sido la vida y la muerte de la persona.
Recordar a los muertos, en última instancia, no solo los mantiene vivos en nuestros pensamientos, sino que también fortalece nuestro sentido de identidad y comunidad, honrando a quienes vinieron antes de nosotros.
En un sentido profundo, recordar a los muertos es también recordar de dónde venimos; alguna vez escuche: “que recordar es vivir y todos queremos vivir más”.
Y tú, ¿conoces todos los niveles del Mictlán? Al parecer, todos en algún momento tendremos que hacer este largo viaje. 👀💀👻🧡🇲🇽 pic.twitter.com/v3dxBO0uNo
— Fund Telmex Telcel (@fundaciontelmex) November 1, 2024