Osvaldo Macuil / @OsvaldoMacuil
La celebración de Día de Muertos en Huaquechula no es la misma de otros años, no solo porque la llegada de turistas se canceló, sino porque los pobladores lloran a sus migrantes que perdieron la vida en Estados Unidos a consecuencia del coronavirus.
La tradición de esta comunidad de la Mixteca Poblana dicta que en el primer año de muerto, se coloca un altar monumental que consta de tres niveles. El primero representa al mundo terrenal; el segundo la división entre el cielo y la tierra; y el tercero el cielo.
En cada vivienda en la que han perdido a un ser querido montan una gran ofrenda en la que colocan las cosas que les gustaban en vida a sus difuntos. Tanto habitantes del municipio como turistas entran a las casas para dar el pésame a los deudos, platicar con ellos y dejarles algún presente, ya sea una cera, comida o dinero.
Las calles de Huaquechula lucen desoladas debido a que la llegada de turistas se canceló ante un riesgo de contagio de coronavirus. Sin embargo, la hospitalidad se mantiene, y a los pocos visitantes que entran a las casas les ofrecen atole, chocolate o pan de muerto.
En Estados Unidos han muerto cerca de 500 migrantes, principalmente en Estados Unidos, y la mayoría de ellos son de la Mixteca Poblana, una región con altos niveles de pobreza en la que el Sueño Americano es una de las alternativas principales para generar ingresos.
Don Pablo perdió dos hijos en Estados Unidos por COVID
Pablo Modesto Flores sufrió la muerte de dos de sus hijos a consecuencia del coronavirus. Abel y Porfirio Modesto Morales llevaban más de 17 años trabajando en la Unión Americana.
“Uno murió antes del 5 de abril y el otro el 5 de octubre”.
Los dos llegaron vivían en Nueva York en la zona de Queens y llegaron a trabajar como lavaplatos. Con el tiempo Abel logró crecer y se convirtió en cocinero.
Don Pablo detalló que de Abel ya repatriaron sus cenizas. Pero las de Porfirio siguen en Nueva York con su familia y les dijeron que las regresaran hasta que ellos vuelvan a territorio mexicano.
La familia Modesto Morales es un claro ejemplo de la exportación de mano de obra a Estados Unidos, pues aún permanecen en aquel país cinco hijos más de Don Pablo.
Francisco tenía un restaurante en NY; el coronavirus le arrebató la vida
Francisco Cruz era dueño del restaurante Fajitas Sunrise en Nueva York. Falleció el 7 de abril a consecuencia del coronavirus. Su esposa Eugenia Morales también se contagió, pero venció al virus y ahora continúa con el negocio familiar.
En Huaquechula no lo olvidaron y le pusieron su altar monumental con las cosas que él le gustaban.
Cristina Morales Pérez, cuñada de Francisco, puso la ofrenda en su casa y detalló que lo mas complicado es que los migrantes poblanos murieron solos, alejados de su familia.
“Es un proceso difícil porque estamos lejos de la familia. Ellos están solos y desafortunadamente mueren solos”
Recordó que él se fue a los 17 años de Puebla a perseguir el Sueño Americano y logró triunfar. Unos años después, se fue su hermana María Eugenia y allá se casaron.
“Los dos estuvieron hospitalizados, y el que falleció fue mi cuñado. Fue difícil para ella quedarse sola en un país en el que tenía que empezar de cero con el negocio, no le quedaba de otra”.
Don Francisco Sarmiento tenía 50 años de migrante en Nueva York
Francisco Sarmiento tenía 76 años, de los cuales 50 los pasó como migrante en Nueva York, para darle una mejor calidad de vida a su familia.
En agosto lograron traer sus cenizas a Huaquechula, pues perdió la batalla contra el coronavirus.
Su hijo Luis Sarmiento recordó que su padre se contagió en el momento más álgido de la pandemia en Estados Unidos.
“En el año que la persona fallece se le pone una ofrenda grande con todo lo que le gustaba comer”.
Luis explicó que en la ofrenda colocaron siete llorones, y significan el numero de hijos que dejó Don Francisco, quien en Estados Unidos se ganó la vida trabajando en fábricas.
