Texas se encuentra en el centro de un debate candente sobre la libertad de expresión y los derechos de la comunidad LGBTQ+ debido a la entrada en vigor de la controvertida ley SB 12 el próximo viernes 1 de septiembre. Esta ley, que generó un debate apasionado que ha suscitado preocupaciones sobre la discriminación y la limitación de la expresión artística en el estado.
La ley SB 12, que originalmente tenía como objetivo prohibir los drag shows, fue objeto de una serie de modificaciones en su redacción, pero aún plantea preocupaciones significativas en relación con los derechos de la comunidad LGBTQ+ y la libertad de expresión en Texas.
Inicialmente, la ley apuntaba directamente a los drag shows, acusándolos de ser actuaciones sexualmente explícitas realizadas en espacios públicos y frente a menores de edad. Sin embargo, la versión final de la ley amplió su alcance y prohíbe «cualquier espectáculo de contenido sexual» en propiedad pública o en establecimientos comerciales con la presencia de menores de edad.
La versión revisada también prohíbe expresamente a los artistas masculinos exhibirse como mujeres o viceversa, con ropa, maquillaje, accesorios o prótesis, lo que afecta directamente a los drag shows y a las personas transgénero y travestis. Esto desató críticas y acusaciones de discriminación.
La ley SB 12 generó un intenso debate sobre si su verdadero propósito es proteger a los menores de contenido sexual o si se trata de una medida encubierta para restringir la expresión artística y atacar a la comunidad LGBTQ+.
A pesar de que los defensores de la ley argumentan que busca proteger a los menores, las críticas señalan que el lenguaje vago de la ley podría aplicarse a una amplia gama de eventos y espectáculos, incluyendo conciertos, despedidas de soltero/a, equipos de porristas en deportes profesionales y marchas del Orgullo LGBTQ+.
Artistas drag, dueños de bares, clubes, restaurantes, teatros, miembros de la comunidad LGBTQ+ y organizaciones civiles presentaron una demanda para bloquear la ley SB 12 antes de que entre en vigor. Argumentan que la ley viola la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense, que protege la libertad de expresión y reunión, y que los drag shows son formas de expresión artística protegidas por esta enmienda.
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