El cuarto año, para cualquier alcalde, es el periodo más difícil.
La pérdida del poder, el regreso a la realidad y la cotidianeidad, sin duda, son temas difíciles de sobrellevar para las mujeres y los hombres de poder.
Más aún cuando se gozaron las mieles del poder y estás llevaron a la embriaguez.
Cierto como lo es, Claudia Rivera ha iniciado su descenso al infierno a tan solo seis meses de haber dejado la presidencia del Ayuntamiento de Puebla a la cual se pudo colar gracias al efecto y al arrastre de Andrés Manuel López Obrador en las elecciones presidenciales del 2018.
La concurrencia de dichos comicios permitió que experimentos, inexpertos y personas sin capacidades políticas probadas ocuparan cargos de elección popular de primera y segunda línea, desde regidurías hasta alcaldía y diputaciones federales.
Tras llegar al Charile Hall como la primera poblana nacida en la Angelópolis en ocupar el cargo de presidenta municipal, Rivera Vivanco, lo hemos señalado de sobra, se enfermó de poder en los primeros meses de su gestión, se encapsuló con un grupo de marginales y limitados que le endulzaron el oído y estropearon su administración, lo que provocó que su gobierno fuera catalogado como el peor en la historia de la capital y que ella fuera repudiada en las urnas en su intento de reelegirse.
Sin ningún apoyo en la cúpula lopezobradorista y agarrada al clavo ardiendo del respaldo que pueda conseguir con el grupúsculo radical de Bertha Luján, la exalcaldesa está dando sus primeros pasos en el largo y tortuoso camino que tiene por delante.
Claudia Rivera vive horas bajas.
Y es que, ya ni sus inútiles voceros sin calidad moral como Leobardo Rodríguez o Magaly Herrera, quienes tienen sus propias guerras abiertas por ser señalados como corruptos, pueden defender lo indefendible.
Sus mensajes además de necios y sinvergüenzas son sordos y sin importancia.
Con la salida del pillastre Francisco Romero de la Auditoría Superior del Estado, la cloaca claudista quedó destapa y al descubierto.
Tan solo en su primer año fiscal, Rivera Vivanco tiene observados casi mil millones de pesos del presupuesto ejercido en el 2019 por el Ayuntamiento de Puebla.
Tremendo lío en el que está metida la nacida en la Barrio de San Miguelito.
La ASE, ya sin las manos metidas de Romero Serrano, presentó un informe sobre la cuenta pública 2019 del Ayuntamiento de Puebla, en el que se expuso que la administración encabezada por Claudia Rivera Vivanco no justificó el uso de 780 millones de pesos.
El informe que ya fue entregado al Congreso Local establece que hay un posible daño patrimonial a las arcas municipales por 69 millones 637 mil pesos.
Entre las irregularidades detectadas, destacan el contrato de barrido mecánico con la empresa Atelier Geometrique, a la cual le pagaron 64 millones 976 mil pesos.
Esta firma no tenía el objeto social para justificar el contrato, y a pesar de ello dio el servicio de marzo de 2019 al 14 de octubre de 2021.
No solo eso, en dicho año el gobierno de Claudia Rivera pagó 852 mil 990 pesos en sueldos por honorarios, y la ASE detectó que los pagos están por arriba del tabulador por trabajador.
Por el servicio de box lunch para el personal del Ayuntamiento que participó en el proceso de elección de juntas auxiliares, se encontraron irregularidades en el proceso de adjudicación, por el cual pagaron casi 200 mil pesos.
En el proceso de fiscalización se detectó que hubo incumplimiento de contrato en el Servicio y Balanceo de Cargas de la Instalación Eléctrica de Inmuebles Propiedad del Honorable Ayuntamiento del Municipio de Puebla, por lo que pagaron 2 millones 189 mil pesos.
La cuenta pública 2019 de la ex alcaldesa de Puebla recibió 187 observaciones, de las cuales 141 no se solventaron y se generaron 131 solicitudes de aclaración y 10 pliegos de observaciones.
De ese tamaño es y fue el infame gobierno de Rivera Vivanco.
Y lo peor está por venir, pues aún faltan los ejercicios fiscales del 2020 y 2021, en los que la exedil hizo todo tipo de porquerías para desviar recursos que al final terminar en su campaña, como varios medios de comunicación lo denunciamos en su momento.
Al final, la verdad estuvo una vez de nuestro lado.
El buen periodismo, a pesar de que Claudia Rivera lo quiere censurar y amordazar, salió avante.
El tiempo puso a cada uno en su lugar.
Rivera Vivanco puede ser inhabilitada como servidora pública, denunciada penalmente y hasta embargada para asegurar que el daño patrimonial al Ayuntamiento de Puebla no quede impune.
El camino al desierto de Claudia Rivera luce bastante desolador.
Un desenlace digno para esta generación que hundió a Puebla en la miseria.
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