Este jueves concluye el mes del orgullo LGBTIQ+ y el saldo de los últimos 30 días es sumamente favorable.
En México no sólo fuimos testigos de manifestaciones multitudinarias como nunca antes, sino que también observamos un despliegue inédito de contenido gay friendly en diversos espacios de comunicación como noticieros, conciertos, spots publicitarios, programas especiales, etcétera.
Al parecer, los dos años de marchas virtuales provocadas por la COVID, causaron una reacción espontánea que nos llevó a salir a las calles en manada.
Los ríos de gente multicolor desfilando por las calles de ciudades como Puebla, Tlaxcala, Querétaro y otras tantas, dibujaron una estampa emotiva de la que estarían orgullosos nuestros predecesores y predecesoras, aquelles quienes alguna vez vencieron el miedo al qué dirán, el miedo al rechazo y a la represión, para sembrar con ello la semilla que hoy se ha convertido en fruto.
También pude observar que como pocos lo calcularon, la comunidad LGBTIQ se ha convertido en un botín bastante jugoso para las marcas, pero también para aquellos quienes desean competir por un cargo de elección popular, como la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, que no desaprovechó la oportunidad de hacer un acto de precampaña en el arranque de la marcha en la capital del país.
Los integrantes de este nuestro colectivo, deberemos tener mucho cuidado de no prestarnos a ser “los acarreados” de determinadas figuras y tampoco podemos echar campanas al vuelo ante la presencia favorable de ciertas figuras políticas, pues hay sectores en el poder para quienes seguimos siendo una amenaza.
Así lo demuestran los comentarios homofóbicos que por medio de las redes sociales le hicieron los miembros de la ultraderecha a los integrantes del Primer Parlamento LGBT que se llevó a cabo en el Senado, evento igualmente inédito al que convocó la legisladora Patricia Mercado, excandidata presidencial, quien ahora milita en Movimiento Ciudadano.
Y hablando de legisladoras, no podemos olvidar que por primera vez en la historia de nuestro país tenemos a dos diputadas federales transgénero, lo que igualmente hubiera sido impensable hace tan sólo un lustro. Sin duda Salma Luévano y María Clemente rompieron un techo de cristal milenario y por eso su nombre quedará inscrito para siempre en los muros de San Lázaro.
Por cierto, fue de Salma Luévano la iniciativa para que el INEGI llevara a cabo una encuesta sobre diversidad sexual en México, ejercicio que vino a coronar los festejos de este mes del orgullo, ya que por primera vez tenemos un instrumento de medición que nos aproxima a la realidad de todos quienes no encajamos en la heteronorma en este país.
¡Cuánto se había peleado por tener eso durante años!
Mas no cabe duda que tenemos retos importantes delante de nosotros.
Uno de ellos es el aumento desproporcionado de casos de VIH que, de acuerdo a las autoridades de salud federales, incrementaron de forma alarmante durante la pandemia.
Otra pandemia sin duda es la de las adicciones al interior de la comunidad, particularmente al cristal, la que día con día se cobra nuevas víctimas y sin duda habrá de convertirse en uno de los principales problemas de salud pública por los que habremos de movilizarnos en los años venideros.
Y bueno, que con los comentarios de mucha gente sobre la escena de la película Lightyear, a raíz de un inocente beso lésbico, no queda duda de que todavía hay mucho por hacer.
Por lo pronto, se puede decir que el Orgullo 2022 dejó una gran cosecha, y que esta es el resultado de la siembra desinteresada por parte de aquellos quienes hoy, lamentablemente ya no pueden saborear los frutos.
Pero es que así es la vida, así la esencia de nuestro camino como seres humanos: no vivimos sino para lograr que quienes nos sucedan en este mundo tengan mejores oportunidades para ser felices. Tal vez esa sea nuestra mejor venganza.
“Vivimos tiempos de agitación, vivimos tiempos interesantes”