La nueva empresa del gobernador Miguel Barbosa y de su equipo cercano de operadores no será la más difícil, pero tampoco será una jornada de jauja.
La elección del nuevo Consejo Político Estatal de Morena en Puebla del próximo fin de semana dejará claro una vez más que el barbosismo es el único grupo con la capacidad de operación, movilización y con una estructura territorial real para hacerse de la mayoría del máximo órgano rector del partido lopezobradorismo en la entidad.
A pesar de esto, Barbosa Huerta y su círculo compacto no dejará nada al aire ni a la suerte en la jornada electoral del 30 de junio en los 15 distritos federales electorales del estado.
Desde hace meses, el barbosismo viene trabajando y operando la elección de sus consejeros estatales afines, que tendrán que imponerse a la balanza cargada de Mario Delgado, el truhán que hace de líder nacional morenistas, a favor de la dupla siniestra conformada por el inútil Ignacio Mier y la repudiada Claudia Rivera.
Mucho del futuro de la sucesión de Barbosa Huerta pasa por la elección interna de este domingo y después la unción de los dirigentes estatales de Morena en Puebla, que tendrán en sus responsabilidades la conducción de la designación y selección del ejército de candidatos que representarán en los comicios del 2024 los colores y siglas del Movimiento Regeneración Nacional.
A diferencia de lo que ha pasado en los últimos cuatro años, el mandatario poblano reconoce a la perfección la importancia de tener una mayoría de consejeros políticos y un Comité Estatal aliados, activos y que caminen bajo la misma ruta y no en contra como ha sucedido a lo largo de su administración.
Insisto, la interna no será un día de campo, pero tampoco será tan complicada como las elecciones del 2018, 2018 y la del 2021, en las que Miguel Barbosa y su primer círculo salieron victoriosos y se consagraron como el nuevo grupo hegemónico de la política en la entidad poblana.
Serán tres las premisas que el barbosismo emprenderá durante la elección interna del último domingo de julio.
La primera, el grupo de Miguel Barbosa ya tiene estructurado a sus operadores regionales y en la zona metropolitana que lograrán que sus consejeros sean electos en las asambleas distritales.
Muy equivocados están aquellos malversados y propagandistas de Rivera Vivanco y Mier Velazco que malinforman sobre una presunta operación de los actuales alcaldes de los 217 municipios a favor del gobernador Barbosa y de sus aspirantes al Consejo Político.
Y es que, Barbosa Huerta, como lo mencionamos antes, es el único liderazgo de Morena con operadores reales que vienen caminando con él desde hace más de una década con la capacidad suficiente para sacar adelante la interna del 30 de junio.
El primer ensayo se dio el pasado 10 de abril durante la consulta ciudadana de Revocación de Mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador cuando el gobernador y su grupo político sacaron adelante la votación a favor del tabasqueño a tal grado de colocar a Puebla como el segundo estado que más sufragios le dieron durante el ejercicio democrático nacional.
La segunda premisa será que Miguel Barbosa está convencido que dentro de su legado una vez que deje el gobierno del estado no está el control la vida partidista de Morena, pues esto fue mucho de lo que él ha padecido al ser víctima de los chantajes y amagos de los grupúsculos que controlan a su partido y que lo han sumido en el letargo y en la parsimonia sin ningún remedio.
Contrario a lo que muchos piensan, el mandatario sí busca tener la mayoría en el Consejo Político de Morena en Puebla, pero no para ocuparlo para sus intereses, sino para el que será el abanderado del partido en las elecciones del 2024, el cual, casi es un hecho, saldrá de sus “corcholatas” ya destapadas y que todos ubican.
La tercera y más importante: solo un poblano o poblana será la futura lideresa estatal de Morena, por lo que Agustín Guerrero está descartado como carta marcada de Barbosa, como han malinformado los matraqueros y porristas de Mier y de Claudia Rivera.
Esta premisa parte mucho de lo que ha sucedido con el último líder estatal de Morena en Puebla, el marginal Aristóteles Belmont, quien es un advenedizo que llegó al partido lopezobradorista en el estado de la mano de Claudia Sheimbaum, pero después se acomodó, como buen oportunista, con Alejandro Armenta, en una primera instancia, y ahora con el inútil Nachito “Mala Fama” Mier.
Así que se vuelven a equivocar quienes aseguran que la dirigencia estatal de Morena ya está cantada a favor de Agustín Guerrero, quien si bien sí es amigo de Miguel Barbosa no tiene su venía ni su visto bueno de ser el futuro dirigente morenista al padecer el mismo mal de Belmont, quien no es poblano.
Esta y no otra es la ruta del barbosismo para la interna de Morena en Puebla.
Sabedores de su derrota, los marginales conspiradores del gobernador ya están preparando sus pretextos para justificar su derrota aplastante del fin de semana.
Acarreo, injerencia de alcaldes del PRI y del PAN y compra de votos estarán dentro de sus discursos derrotistas.
Son perdedores natos que no saben hacer otra cosa.
La misión es una: revivir al partido que mataron Mier, Claudia Rivera y Armenta.
Morena necesita fortalecerse rumbo al 2024.
No hay más.
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