¿Qué sigue con la Reforma Judicial?
Andrés Manuel López Obrador, como ningún otro presidente, demostró su verdadero poder –el poder de ser el hombre presidente más votado en la historia de México y de llevar a su partido en tan solo nueve años a dominar todo, o casi todo, el territorio nacional– en su último año de gobierno.
Mientras sus antecesores inmediatos, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, se convirtieron en verdaderos parias en al final de sus respectivos sexenios, AMLO está demostrando que mientras porte la banda presidencial el poder lo ejercerá hasta el último minuto del 30 de septiembre.
(Calderón Hinojosa vio pasar las últimos doce meses de su gobierno hundido en el alcohol apenas terminaba las mañana; mientras que Peña Nieto se convirtió en un meme quien ya pensaba en su exilio dorado en Madrid de la mano de su nueva novia tras divorciarse de Angélica Rivera).
Luego entonces se convertirá en un expresidente bastante poderoso, pero no con el poder que da la Silla del Águila, que ahora estará reservada para Claudia Sheibaum, la primer mujer en sentarse en ella.
Durante su gobierno, el tabasqueño le hizo honor y llevó al máximo aquella premisa del “poder del pueblo”, pues jamás necesitó de la oposición a la que humilló, desdeño y hasta ignoró durante los seis años que duró su gestión.
A diferencia de Calderón, quien cogobernó con Joaquín Gamboa y con Manlio Fabio Beltrones; y de Enrique Peña Nieto, quien tuvo que recurrir al ignominoso “Pacto por México”, que llenó de millones de pesos los bolsillos de los legisladores del PAN y del PRD, López Obrador jamás volteó a ver a sus opositores, a quienes a diario, desde su mañanera, vilipendió y les recordó su ínfimo peso e insignificante nivel político.
Hoy mas que nunca, la oposición en México está moralmente derrotada.
Es más, la opsición no existe en el país.
La aprobación durante la madrugada y la mañana de este miércoles de la Reforma Judicial, en lo general y en lo particular, es muestra de ello.
El lopezobradorismo lo ganó todo el 2 de junio.
Claudia Sheinbuam ni el propio Andrés Manuel ni mucho menos su ejército de candidatos ocultaron los planes de hacer un reingeniería de gran calado al Poder Judicial.
De hecho, esta fue la de las banderas con la que los abanderados del Movimiento Regeneración Nacional caminaron en las campañas electorales de este año.
Que nadie ahora se haga el sorprendido.
¿Qué sigue ahora con la Reforma Judicial?
En primera instancia, el paquete ya fue enviado al Senado de la República, en donde la bancada de la 4T está a tan solo dos votos de conseguir la mayoría absoluta tras la adhesión de los únicos dos legisladores que amarró el PRD y con ello lograr su aprobación para que después pasé a la cancha de los congresos locales y conseguir así el aval final del Congreso Constituyente para ser publicada en el Periódico Oficial de la Federación y cause estado al fin.
Después, vendrá la magna y muy complicada elección de los ministros, magistados y jueces.
El Senado deberá publicar la convocatoria para las elecciones, con etapas, fechas y cargos a elegir. En atención a este, cada uno de los poderes podrá proponer cierto número de candidaturas, las cuales deberán ser evaluadas por un comité que cada poder creará con cinco personas reconocidas en el ámbito jurídico; después, entregarán dos listas:
La primera con los 10 mejores perfiles para cada cargo en el caso de ministros de la SCJN, de la Sala Superior y las Salas Regionales del tribunal de Disciplina Judicial (instancia que será creada si se avala la reforma). Una vez que ésta se analice y depure, se elegirán a: tres aspirantes del Ejecutivo, tres aspirantes más del Legislativo (uno de la Cámara de Diputados y dos del Senado) y Tres aspirantes del Pleno de SCJN.
La segunda lista contendrá los seis mejores perfiles para cada cargo en el caso de magistrados de Circuito y de jueces de Distrito: Dos candidatos del Poder Ejecutivo, dos candidatos del Poder Legislativo (uno de la Cámara de Diputados y uno del Senado), dos candidatos del Poder Judicial por conducto de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Una vez que estén definidas las candidaturas, éstas serán enviadas al Senado para luego remitirlas al Instituto Nacional Electoral (INE), que será la instancia encargada de organizar las elecciones, llevar a cabo la votación, realizar los cómputos, difundir resultados y entregar la constancia de mayoría a los ganadores.
De acuerdo con la reforma de AMLO, los aspirantes a estos cargos deberán hacer campaña durante 60 días y podrán hacer uso de los tiempos oficiales de radio y televisión; sin embargo, está prohibido el financiamiento público o privado, y ningún partido o servidor público puede hacer proselitismo en favor o en contra de alguna candidatura.
La implementación de la elección por voto popular de personas juzgadoras corre algunos riesgos, advirtió hace poco la Fundación Konrad Adenauer México, pues en una jornada de estas magnitudes un ciudadano podría llegar a votar hasta por 39 personas y deberá conocer a unos 282 candidatos, aproximadamente. Además, cada votante tardaría hasta 30 minutos en llenar todas sus boletas, dijo la organización.
Nadie puede negar que el Poder Judicial, como funcionaba hasta ahora, ya estaba más que viciado y su corrupción era descomunal, por ello la reforma lopezobradorista era algo más que necesaria.
Pero, la elección de jueces, magistrados y ministros será un reto enorme y podría convertirse en una granada que le estallaría a la 4T en las manos.
Solo el tiempo le dará o no la razón al lopezobradorismo.
El pueblo les dio el 2 de junio la mayoría absoluta que requerían.
El pueblo debería ser el que los juezgue en un futuro.
El poder del pueblo, diría López Obrador.
Algo es cierto, AMLO será presidente hasta las 11:59 de la noche del 30 de septiembre.
Exprimir el poder hasta el último segundo.
Ni uno más ni uno menos.
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