En Izúcar de Matamoros, la presidenta municipal, Irene Olea vive fuera de la realidad con escándalos por abuso de autoridad por parte de sus policías, inseguridad y compras onerosas para su comodidad con cargo al erario.
A la alcaldesa emanda de Morena se le ocurrió que era buena idea gastarse más de 800 mil pesos en una camioneta último modelo para trasladarse a sus giras de trabajo, en uno de los municipios más pobres y con altos índices de migración a Estados Unidos.
De un día para otro ya se transportaba en una Toyota Highlander cuyo precio de lista es de 835 mil pesos. Ahora se sabe que el propietario de esa unidad es nada más y nada menos que el Ayuntamiento de Izúcar de Matamoros.
¿Cuál fue la respuesta de la presidente municipal?
Justificó la compra bajo el argumento de que le facilita sus visitas a Puebla y la Ciudad de México, sobre todo a la capital del país, porque al ser hibrida circula todos los días y no tiene que preocuparse por el Hoy No Circula.
Y como si esto no fuera sifuciente culpó a los regidores de la compra pues dijo que ellos se lo autorizaron en la Ley de Egresos de este año.
Más allá de si se viola o no la austeridad que tanto pregona su líder moral, el presidente Andrés Manuel López Obrador, esto es una burla para la gente de Izúcar de Matamoros, quienes se trasladan en condiciones ínfimas para trabajar.
Para rematar el caso, Irene Orea compró un aparato que evita que los radares de fotomultas lean sus placas si pasa los límites de velocidad.
Si se compró una camioneta de estas características lo menos que espera es que la puedan correr sin ser castigada.
Así el nivel de los gobernantes en Puebla.