Por: Gerardo Ruiz / @GerardoRuizInc
Aunque mencionar lo obvio ya resulta ocioso, Eduardo Rivera siempre tuvo las de ganar en la disputa ramplona que Genoveva Huerta y sus alcahuetes emprendió en contra del ex alcalde de Puebla en la definición de la candidatura de la megacoalición PRIANRD a la alcaldía de la Angelópolis.
Rivera Pérez, y solo él, le garantizaba a Acción Nacional y sus aliados el triunfo en la elección del 6 de junio durante los comicios que renovarán al Ayuntamiento de la capital, junto con su Cabildo.
Y es que la ecuación es sencilla, Lalo Rivera es el único activo del PAN que tiene una estructura propia y que logró desmarcarse de la corrupción del régimen morenovallista desde el inicio de este en la ya lejano 2010.
El resto de aspirantes, con sus contadas excepciones, se entregaron a Moreno Valle y se resguardaron bajo las enaguas del ex gobernador, quien jamás permitió el crecimiento de sus enanitos y de sus remedios de políticos.
El ex alcalde poblano, a diferencia de muchos “panistas de cepa, jamás se dejó doblegar por el siniestro Rafael Moreno Valle ni se convirtió en un genuflexo o ‘besamanos’ del fallecido priista, quien por diferentes vías intentó someter a Rivera y a su grupo político.
Contra viento y marea, Eduardo Rivera venció al morenovallismo en la arena política y después en la legal para sobrevivir y mantenerse vigente una vez que comenzó su andar por el desierto tras su salida del Charlie Halle en febrero de 2014.
Además, el ex edil poblano también logró derrotarlos ante la opinión pública, pues su imagen jamás se vio afecta ante las constantes embestidas, burdas y viles, de los medios de comunicación afines a Moreno Valle.
Lalo Rivera, sobra decirlo, fue atacado en su vida personal de una manera soez y vulgar, por los periodistas que terminaron con las manos hinchadas de tanto aplaudirle al nefasto Rafael y que ahora están rendidos ante los pies del gobernador Miguel Barbosa.
Si Rivera Pérez logró vencer al morenovallismo, el juego de las vencidas con Huerta Villegas no representaba un reto de altura para el ex presidente municipal.
Y es que, además de contar con los números más competitivos, que estaban a años luz de los liliputienses y marginales aspirantes como Oswaldo Jiménez, Mónica Rodríguez Della Vecchia o Marcelo García Almaguer, Rivera Pérez tiene un derecho de picaporte con el líder nacional del PAN, Marko Cortés, y con diferentes vacas sagradas que integran la cúpula del partido albiazul.
Lalo Rivera, fiel a su estilo sereno y sensato, sabía que el tiempo estaba de su lado y a la hora de las definiciones sólo tenía que aguantar las rabietas y berrinches de Genoveva Huerta, quien a diario exploraba varias rutas para dinamitara al ex alcalde, pero que todas se estrellaban con pared cuando apenas emprendían la marcha.
El último gran disparate de la lideresa estatal del PAN en Puebla fue entregarle la candidatura al Ayuntamiento capitalino al PRI en la figura de Pepe Chedraui, quien intentó camuflajear su militancia tricolor al mostrarse como un empresario con arraigo en la Angelópolis.
Sin embargo, la trayectoria partidista de Chedraui Budib terminó por hundirlo en su proyecto de pelear por la nominación del bodrio llamado “Va por Puebla”.
La intentona de postular a Pepe Chedraui sólo caminó en la obnubilada cabeza de “La Jefa Geno”, pues de ninguna forma el panismo poblano iba a permitir que el Revolucionario Institucional se quedara con la candidatura en la capital.
Genoveva Huerta era capaz de entregarle todo al PRI con tal de no dejar pasar a Lalo Rivera.
Al final, Rivera Pérez aceptó entregarle algunas migajas al genovismo, pero sin cumplirle todos las absurardas condiciones que la presidenta del CDE panista puso sobre la mesa como lo era la mitad de las postulaciones de su planilla de regidores y todas las candidaturas a diputados locales por los distritos de la capital.
En efecto, Lalo Rivera cedió espacios al grupúsculo de Genoveva Huerta, que es el mismo de Fernando Manzanilla y de Eduardo Alcántara, pero, reiteró, no los que la lideresa quería y exigía.
Eduardo Rivera una vez más venció a los morenovallistas.
En las vencidas, Rivera Pérez siempre tuvo el brazo más fuerte a pesar de las triquiñuelas de Genoveva Huerta.
Es cuestión de un par de semanas para que se haga oficial lo que era obvio: Lalo Rivera será el candidato del PRIANRD en Puebla capital.
Desde ahora, Rivera Pérez es el rival más fuerte en la elección de junio.