Nadie puede negar que Fernando Manzanilla es un político que sabe manejar y crear percepciones como pocos lo hacen en Puebla.
El excuñado de Rafael Moreno Valle es experto en crear narrativas que, aunque carezcan de veracidad o sean comprobables, permean muy bien en el círculo rojo en tiempos electorales.
Si bien Manzanilla Prieto carece de una estructura política sólida propia por lo que ha tenido que recurrir a la apropiación de otras como sucedió con la del PAN, en los tiempos de Genoveva Huerta al frente del partido azul, maneja una agenda bastante robusta que lo vincula con grupos importantes de la Ciudad de México que pueden influir a la hora de tomar decisiones electorales.
El tres veces secretario de Gobernación sabe manejar muy bien los tiempos y también cómo y cuándo sus “candidatos” deben decir tal o cual mensaje a través de los medios de comunicación, que desde la era morenovallista, le han servido a sus intereses.
No por nada, Manzanilla se ha mantenido vigente, aunque cada vez más disminuido, desde hace más de dos décadas cuando fue una pieza clave del llamado Grupo Finanzas, del que nació el proyecto de Moreno Valle, quien solo un golpe del destino le arrebató sus ambiciones de ser presidente de México y gobernar Puebla durante 4 administraciones consecutivas.
Hoy, el morenovallista va por una nueva empresa del hombro de Ignacio Mier, el aspirante que busca de manera desesperada crecer sus números en las encuestas para maquillar un poco su poco probable imposición como candidato de Morena al gobierno del estado en los comicios del 2024.
Una vez más, Fernando Manzanilla está creando una percepción que es lejana a la realidad.
Durante meses se ha mencionado en diferentes espacios que Mier Velazco es el delfín del presidente Andrés Manuel López Obrador para abanderar los destinos del Movimiento Regeneración Nacional en Puebla, pero a la fecha no ha existido un solo “guiño” del residente de Palacio Nacional para confirmar esta teoría.
Esta misma historia ya la vivimos en el 2018 y parece que pocos la recuerdan hoy.

En los meses previos al levantamiento de las encuestas con la que se definiría al candidato en Puebla para las elecciones de ese año todo indicaba que nadie le podría arrebatar la nominación a Miguel Barbosa.
Pero, todo se movió de una semana para la otra.
De la mano de Fernando Manzanilla y de José Juan Espinosa, Enrique Cárdenas comenzó a recorrer el interior del estado, como hoy lo hace Mier, y a dominar la agenda mediática.
Las notas y columnas sobre la postulación del exrector de la Udlap como candidato de Morena ya se daba como un hecho y se juraba que esta ya contaba con el aval de López Obrador, en ese entonces líder nacional del partido y precandidato presidencial.
Las versiones eran tan creíbles que el mismo Barbosa Huerta se bajó de la interna morenista e hizo público su postura de declinar a favor de Cárdenas Sánchez si esa era la decisión tomada en la Ciudad de México.
Después de esto, Miguel fallecido recibió una llamada de Andrés López Beltrán, el poderos hijo de AMLO y de Mario Delgado, para seguir en la contienda por la candidatura para ser medido en la encuesta, pues él sería el abanderado de Morena en Puebla.
La historia es pública: Barbosa fue postulado como candidato y Cárdenas tuvo que posar frente a las cámaras escondido detrás de una bandera de México para dar a conocer la decisión del CEN morenista.
Manzanilla tuvo que sumarse a Barbosa y dejar a la deriva a Enrique Cárdenas a pesar de haberlo ilusionado con que él sería el elegido.
Por más que el primer círculo del coordinador de los diputados federales de Morena han intentado vender la versión de que Nacho Mier ya recibió la bendición del tabasqueño, la realidad es que en la Ciudad de México aún no tienen nada claro de quién será el perfil que representará a los colores y siglas del partido lopezobradorista, además de que cada día crece más la posibilidad de que la entidad sea reservada para una mujer.
Puebla es de los pocos estados en donde la nominación del candidato para el 2024 sigue abierta y en donde el género podría estropear los planes del que se dice preferido de López Obrador, pero que en realidad solo cuenta con el respaldo de Adán Augusto López, con quien ha consolidado una fuerte alianza rumbo a los comicios del próximo año.
Otra vez, Manzanilla busca crear una percepción distinta a la real.
¿Usted cree que, si AMLO ya tomó la decisión de que sea Ignacio Mier el candidato en Puebla, María Luisa Albores, una mujer bastante cercana al presidente de la República y de todas sus confianzas, hubiera frenado sus apariciones en el estado o no hubiera hecho públicos sus anhelos de ser la candidata de Morena?
¿Qué necesidad tendría la secretaria federal de Medio Ambiente de subirse a la carrera si Mier ya recibió la bendición de Palacio Nacional?
No tiene ninguna lógica.
No hay que perder de vista lo escrito en su última columna por el periodista Fermín Alejandro García, el reportero más acertado de la izquierda en Puebla, en la que adelantó que López Obrador busca limpiar de personajes con pasado priista, como Nacho Mier, a Morena en 2024 y vetarlos de las candidaturas a gobernadores.
Esta es la verdadera percepción: en Puebla no hay nada seguro.